v. 25 n. 49 (2019): Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
Escribí esta presentación entre los meses de mayo y junio de 2019. Fecha nada menor, pues asistimos a una serie de acontecimientos económicos, políticos, sociales y culturales en el plano local, regional y global que tendrá repercusiones en la vida de todos los individuos en el corto y mediano plazo. Las tensiones entre lo micro y macro son, cada vez más, narrativas contadas en tiempo real y experiencias en carne viva, la expectación mediada por los “viejos” y “nuevos” parece quedar en segundo plano. Todos los individuos de este planeta hemos hecho frente a diferenciados y diversos efectos de los desajustes medioambientales, crisis de gobernanza, violencia extrema, diásporas sin horizontes, éxodos masivos, contrastes alimenticios, ciudadanías irresueltas e identidades en resistencia, por solo mencionar y englobar algunos de los desafíos en que vivimos a finales de la segunda década del siglo XXI. La promesa de la globalización se cumple al correlacionar estas dimensiones de diferente escala desde su rostro estrictamente económico, sin embargo, los efectos en la calidad de vida, bienestar, derechos humanos, desarrollo humano no aparecen como indicador pertinente y necesario.