GénEroos
Volumen 3/número 6/Septiembre2025-febrero 2026/ pp. 350-355
eISSN 2992-7862
https://doi.org/10.53897/RevGenEr.2025.6.13
Sobre la escritura de la historia lesbiana
On writing lesbian history
Fausto Eduardo Gómez García ORCID: 0009-0006-6128-8118
Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México
Afirma Francisco Vázquez García en su excelente introducción a la antología Historia de la homosexualidad femenina en Occidente: “En el conjunto del mundo ibérico y en Latinoamérica, los estudios sobre lesbohistoria siguen siendo excepcionales” (Vázquez García, 2023, p. 6). Esta afirmación no es, en absoluto, insensata; sino que refleja las vicisitudes del libro para condensar el análisis del amor entre mujeres como una problemática de identidad y definiciones modernas, la conformación de las ideas sobre la sexualidad y el cuerpo de las mujeres, y las dimensiones políticas y afectivas del compañerismo y la solidaridad femenina. En muchas ocasiones, estos aspectos cifran el lesbianismo y el feminismo como entidades mutuamente tautológicas. Estos procesos, bien desarrollados y estudiados a lo largo del volumen, han sido, por otra parte, secundarios respecto al impulso bibliográfico general sobre la homosexualidad masculina en los países de habla castellana, al menos desde la década de 1990, cuando estos estudios encontraron su encauce principalmente en las periodizaciones de la Edad Moderna (siglos XVII-XVIII) y Contemporánea (siglos XX-XXI).
Los cinco capítulos que integran la presente antología contribuyen a subsanar el escaso interés que han mostrado las universidades de habla hispana por traducir los materiales más relevantes que introdujeron y revolucionaron el estudio histórico de la homosexualidad femenina en Estados Unidos y Europa Occidental. Una tradición historiográfica diferente a la de la homosexualidad masculina, y que rastrea sus orígenes en la renovación interdisciplinaria de los estudios de las mujeres en la década de 1970 y en la nueva historia social, interesada en recuperar el pasado de las clases subalternas: primero de las clases trabajadoras y, más tarde, de las mujeres, los grupos racializados y la gente común en general, cuyas historias habían quedado hasta ese momento relegadas a los relatos de las élites.
Los ensayos de este libro (que aquí analizo de forma asincrónica) abarcan, en ese sentido, un análisis de más de dos mil años de fuentes localizadas por especialistas contemporáneos en el tema, desde la antigüedad clásica de Grecia y Roma hasta las comunidades contemporáneas de lesbianas feministas y lesbianas queer, nacidas del contexto de la posguerra de la II Guerra Mundial y la aparición de la epidemia del VIH y sida. En su conjunto, demuestran que el principal aporte de la obra es enfatizar el carácter contingente y contradictorio de los significados del lesbianismo, así como las múltiples formas de hallar pistas de su existencia en documentos tradicionales, analizados desde preguntas innovadoras.
La historia lesbiana y la historia de las mujeres, como se indica en el volumen, inicialmente se retroalimentaron. Sus pioneras, impulsadas por el espíritu del feminismo lésbico de la posguerra, afirmaron que el lesbianismo no era sólo una expresión de la sexualidad humana, sino una postura política de las mujeres frente a las instituciones de poder patriarcales. El énfasis en la sororidad, las comunidades femeninas y el separatismo —prácticas políticas centrales que perfilaron el activismo de las lesbianas feministas de Estados Unidos y Gran Bretaña durante las décadas de 1970 y 1980—, dio lugar a diversos relatos que respondían a la ausencia de fuentes judiciales, tan útiles para reconstruir el pasado de los hombres gay y tan estériles para analizar los escasos registros de sodomía femenina en el mundo premoderno. Como lo señala el cuarto capítulo de la obra, a cargo de Isabel Clúa Ginés, quien analiza los discursos sobre el lesbianismo en el siglo XIX: “Existe un amplio consenso en la idea de que las amistades románticas fueron una de las formas que, durante el siglo XIX, tenían a su disposición las mujeres que deseaban explorar la homosexualidad” (Vázquez García, 2023, p. 151). Bajo la influencia de las importantes obras de autoras lésbicofeministas como Blanche Wiesen Cook, Carroll Smith-Rosenberg y Lillian Faderman, los estudios sobre las amistades románticas entre mujeres decimonónicas abrieron la puerta a una diferenciación en la tradición historiográfica lesbiana, habitada por un mundo femenino de afectos, admiración y enamoramientos entre mujeres, expresados en el ámbito de la correspondencia epistolar, la literatura y la poesía. Esta perspectiva contribuyó a perfilar la forma de estudiar la lesbohistoria desde una mirada feminista militante, que contrastaba con la historia gay masculina, centrada en los procesos judiciales contra varones por sus actos sexuales ilícitos.
En ese sentido, el capítulo de Clúa Ginés encapsula el paradigma teórico dominante de la historia lésbicofeminista en su fase temprana, a finales de la década de 1970, cuando los esfuerzos de las militantes establecieron los primeros archivos, proyectos de historias orales y grupos dedicados a los estudios lesbianos, como los Lesbian Herstory Archives de Nueva York (1974) y el Lesbian History Group de Londes (1984) (Oram, 1997, pp. 170-171). Los capítulos de Paloma Moral de Calatavra y Fernanda Molina, en los que exploran los discursos y representaciones de la Edad Media y la Edad Moderna, respectivamente, reflejan los cambios teóricos formulados a finales de la década de 1980, especialmente con la irrupción del paradigma del constructivismo social de la sexualidad, proveniente de académicos gays como Jeffrey Weeks y Michel Foucault, así como de los estudios históricos y sociales sobre el cuerpo, como los trabajos de Tomás Laqueur sobre el cuerpo sexuado único en la Edad Moderna. De igual manera, la categoría de género, inspirada en el debate interdisciplinario de autoras feministas como Natalie Zemon Davis y Joan W. Scott, quienes desarrollaron un concepto sólido para analizar el carácter socialmente construido de la diferencia sexual, tuvo un impacto fundamental.
Estas autoras y autores sentaron las bases para concebir la homosexualidad como una tipología históricamente situada, producida por los cambios en los paradigmas médicos y la expansión del capitalismo industrial durante los siglos XVIII y XIX. Dichos elementos fundacionales trastocaron las relaciones de parentesco y trabajo de la mayoría de la población femenina en Europa y América del Norte durante esos años.
Los límites anatómicos establecidos por las élites letradas durante el siglo XVIII sentaron una base fructífera para reelaborar las preguntas que definen de la historia lesbiana contemporánea. Como lo afirma Fernanda Molina en el tercer capítulo: “la imagen de la mujer como varón invertido fue metabolizada por la imagen de la mujer-como-copia” (Vázquez García, 2023, p. 126). El clítoris como pene, el esperma femenino y el hermafroditismo, temas centrales en el apartado de Molina, ilustran, desde una concepción culturalista, las peculiaridades de una sociedad en tránsito, donde la sexualidad femenina se transformaba en metáfora de las relaciones de género entre los sexos y los límites artificiosos que los diferenciaban. Mientras que a principios de 1980 las historiadoras feministas contemporáneas habían construido un relato que rastreaba los antecedentes de las lesbianas modernas en las amistades románticas del siglo XIX, las nuevas preguntas emanadas de los campos de la historia medieval y moderna enfocaron el estudio en los mecanismos sociales que disciplinaron los cuerpos femeninos dentro de los sistemas de pensamiento legal, teológico y médico. Ya no eran las lesbianas, sino las ideas sobre el lesbianismo lo que ayudaba a señalar el carácter socialmente construido de la sexualidad.
Este tránsito, de una historia militante a una historia académica de inspiración feminista, se propuso desnaturalizar las diferencias binarias entre homosexualidad y heterosexualidad. Como lo indica Francisco Vázquez en la introducción del volumen: “Las mujeres del pasado se involucraban en relaciones homoeróticas, pero carecían de una identidad sexual definida” (Vázquez García, 2023, p. 9). Paloma Moral, por su parte, en su detallado análisis de los discursos presentes en el medievo europeo, enfatiza el mismo problema metodológico: “La distancia entre la sociedad actual y la medieval sobre la concepción del sexo y la sexualidad” (Vázquez García, 2023, p. 85). Un obstáculo que, como ella indica, se ha subsanado mediante el análisis de los discursos y representaciones de mujeres que experimentaron afectos y apetitos sexuales que, en ocasiones, se consideraron poco ortodoxos —las viudas, las solteronas, las monjas— y que hoy en día se suelen reivindicar como “deseos femeninos disidentes” (Vázquez García, 2023, p. 91).
La institucionalización de la historia lesbiana en las décadas de 1980 y 1990 también solicitó mayor rigor disciplinario, y los nuevos hallazgos encontraron un respaldo documental sólido, así como una interpretación profesional de los contextos históricos. Eso es precisamente lo que evidencia Victoria González Berdús en el primer capítulo del libro, donde analiza —con un pie en la historia y otro en la arqueología— la multiplicidad de fuentes iconográficas, poéticas y literarias que representan el amor entre mujeres como mito y metáfora en las fuentes de la antigüedad grecolatina. Heredera de los profundos análisis de autoras como Bernadette Brooten y David Halperin, su trabajo, como ella misma lo advierte, arroja “una imagen fracturada y cambiante, desconectada del concepto moderno de homosexualidad” (Vázquez García, 2023, p. 32). Más que en ningún otro capítulo, el de González Berdús se centra en el estudio de las representaciones del “sexo entre mujeres”, ya que la dispersión de los datos hace imposible una interpretación amplia sobre los significados que esa sociedad asignaba al lesbianismo; sin embargo, sí permite abordar su conocimiento sobre la sexualidad y el afecto sáfico.
En América Latina, por su parte, vale señalar que la irrupción de la historia lesbiana apenas cuenta con algunas obras monográficas que no superan las pocas décadas de su aparición. El estudio de los movimientos lésbicofeministas contemporáneos, especialmente de aquellos surgidos entre finales de la década de 1970 y durante 1980, constituye la mayoría de los análisis. Estos movimientos de mujeres en la región lograron producir una amplia gama de escritos, organizar encuentros locales y crear redes trasnacionales de activismo lésbico por toda América Latina y España. En el quinto capítulo, dedicado a la historia contemporánea, María Inmaculada Naranjo Ruiz advierte que: “la identificación de la lesbiana moderna —y posmoderna— no responde a una suerte de continuo transhistórico, sino a la reelaboración y nacimiento de códigos concretos asociados a la Modernidad” (Vázquez García, 2023, p. 191). La irrupción de culturas femeninas y lésbicas en el periodo de entreguerras, la adopción del lesbianismo como motivo estético en el decadentismo francés y la expansión de oportunidades laborales para las mujeres tras la II Guerra Mundial, propiciaron, en poco más de un siglo, la emergencia de las identidades lesbianas como las conocemos en la actualidad.
Para concluir, es necesario enfatizar que los cinco capítulos que conforman la antología nos permiten avanzar de manera firme en el análisis de la historia lesbiana. Están cimentados en un respaldo riguroso de fuentes, con una atención cuidadosa a los contextos históricos y bajo un análisis crítico de los paradigmas más recurridos en la historiografía de habla inglesa. En resumen, constituyen una invitación e introducción para analizar de forma profesional el pasado de las mujeres que amaron a otras mujeres. La historia lesbiana desafía el supuesto androcéntrico de que el papel de las mujeres en los sucesos históricos está supeditado a su relación con los hombres, y que las vidas de aquellas que escogieron a otras mujeres como compañeras son menos significativas. Es un ángulo de visión que permite observar cómo las mujeres, unidas, han transitado en un mundo dominado por los hombres y cómo esta solidaridad femenina ha influido en todo acontecer humano (Lerner, ٢٠١٣, p. 432). Esta antología nos guía a continuar con esta labor, desde una mirada a la vez rigurosa y comprometida con el actuar feminista.
Referencias bibliográficas
Lerner, G. (2013). Notas autobiográficas. Arenal: Revista de Historia de las Mujeres, 20(2), 423-427. https://doi.org/10.30827/arenal.v20i2.1573
Oram, A. (1997). “Friends”, feminists, and sexual outlaws: Lesbianism and British history. En G. Griffin y S. Andermahr (Eds.), Straight Studies Modified: Lesbian Interventions in the Academy (pp. 168-183). Cassell.
Vázquez García, F. (Ed.). (2023). Historia de la homosexualidad femenina en Occidente. Los Libros de la Catarata.