GénEroos
Volumen 3/número 6/Septiembre2025-febrero 2026/ pp. 71-102
eISSN 2992-7862
https://doi.org/10.53897/RevGenEr.2025.6.3
Entre la transformación personal y la militancia transversal. Feministas jóvenes y participación estudiantil en Córdoba, Argentina
Between personal transformation and cross-sectional activism. Young feminists and student participation in Córdoba, Argentina
María Gabriela Morales ORCID:0000-0001-5906-0604
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina, y Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina
Recepción: 20/08/24
Aprobación: 30/06/25
Resumen
La convocatoria realizada por el movimiento Ni Una Menos en 2015 inicia, en Argentina, un ciclo de movilizaciones y estrategias de visibilización de la violencia de género que motorizó un proceso de masificación y juvenilización del feminismo. Este artículo aborda los procesos de acercamiento e identificación con el feminismo de jóvenes estudiantes durante la última década, en Córdoba, Argentina. Resulta relevante profundizar en esta cuestión en tanto la participación masiva de las jóvenes en el movimiento feminista, ha provocado transformaciones en la sociabilidad juvenil tanto como en las militancias estudiantiles. Se analizan nueve entrevistas en profundidad, siete individuales y dos grupales, realizadas entre 2022 y 2023, con herramientas de la teoría fundamentada. A través de procedimientos de inducción y recursividad fueron elaborados los resultados, privilegiando los datos de campo en articulación con las referencias teóricas. Se presenta el análisis y la discusión sobre la identificación de las jóvenes con el feminismo, recorriendo las experiencias de acercamiento al movimiento, los significados de asumirse feministas, la construcción de sus referentes, sus trayectorias de participación, las tensiones y las expectativas en torno a la organización y espacios de militancia. En las conclusiones se recapitulan los puntos relevantes del análisis y se avanza en la formulación de interrogantes para continuar profundizando las dinámicas de identificación con el feminismo y las militancias juveniles contemporáneas.
Palabras clave
Jóvenes, estudiantes, feminismos, participación estudiantil, educación sexual integral.
Abstract
The “Ni Una Menos” movement’s call to action in 2015 initiated, in Argentina, a cycle of mobilizations and visibility strategies regarding gender violence, which fueled a process of massification and rejuvenation of feminism. This article addresses the processes of young students’ approach and identification with feminism over the past decade in Córdoba, Argentina. Understanding this phenomenon is crucial, as the widespread involvement of young women in the feminist movement has reshaped youth sociability, as well as student activism. The study analyzes nine in-depth interviews, seven individual and two group interviews, conducted between 2022 and 2023 using grounded theory methodologies. Results were derived through inductive and recursive processes, emphasizing field data aligned with theoretical insights. The paper discusses young women’s identification with feminism, including their journeys toward the movement, what it means to identify as feminists, their role models, their paths of participation, and the tensions and hopes related to organizational and activism spaces. The conclusions summarize key findings and propose questions for further exploration of the dynamics of feminist identification and contemporary youth activism.
Keywords
Youth, students, feminisms, student participation, comprehensive sexuality education.
Introducción
La convocatoria realizada por el movimiento Ni Una Menos del 3 de junio de 2015 marcó, en Argentina, el inicio de un ciclo de movilizaciones y estrategias de visibilización sobre la violencia de género, que motorizó un proceso de masificación y juvenilización del feminismo (Elizalde y Mateo, 2018; Klein, 2023; Morales, 2023). El espacio público fue escenario de protestas y demandas organizadas por colectivos de mujeres y disidencias sexogenéricas de diversos sectores, así como por personas que no participaban de ninguna organización que sintieron la necesidad de manifestarse.
Más adelante, durante el debate parlamentario por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo (2018), la participación juvenil se consolidó en lo que socialmente se denominó “la marea verde”. Las jóvenes protagonizaron marchas, sentadas, pañuelazos1 y vigilias nocturnas a la espera de la votación de la ley en ambas cámaras, ejerciendo presión social y desbordando las calles con carteles, cánticos y bailes. Al mismo tiempo, los medios de comunicación y las redes sociales se inundaron de consignas y debates feministas. Periodistas, académicas, profesionales, representantes de la política y figuras del espectáculo pusieron en foco diversas problemáticas ligadas al género, la sexualidad, la violencia y la discriminación, inaugurando un tiempo inédito de discusiones sobre estos tópicos en el ámbito público. Abbate (2018) propone que vivimos “una aceleración de la historia en la toma de conciencia acerca de las desigualdades de género y la desnaturalización de la dominación patriarcal” (Abbate, 2018, p. 148).
Es posible pensar estos eventos a la luz de las transformaciones socioculturales acontecidas desde mediados del siglo XX, que reconfiguraron las relaciones de género e intergeneracionales, así como las maneras de vivir la sexualidad, como refieren en sus investigaciones Manzano (2017) y Elizalde (2022). Durante los años 2000, la legislación argentina materializó estos cambios culturales y sociales en un conjunto de leyes, en las que la juventud adquiere centralidad y reconocimiento como destinataria de políticas públicas y como sujeto titular de derechos, promoviendo procesos de exigibilidad (Morales, 2023). Entre ellas, la Ley 26150 (Congreso de la Nación Argentina, 2006), que crea el Programa de Educación Sexual Integral (ESI), ha transformado la vida de las instituciones educativas habilitando la reflexión sobre múltiples aspectos relacionados con el género y la sexualidad.
A casi 20 años de su sanción, la implementación de la ESI es heterogénea entre las diversas realidades de las instituciones educativas, incluso al interior de cada escuela, convirtiéndose en una de las demandas más enfáticas del estudiantado. Los reclamos giran alrededor de disponer de educación sexual adecuada a los intereses y necesidades juveniles, que sea continua y de calidad (Tomasini, 2022a). Mientras que algunos sectores de la comunidad educativa (docentes, directivos, estudiantes, familias) se han comprometido activamente con su implementación, en otros ha generado disputas y resistencias. “La educación sexual integral hizo pedagogía feminista”, refiere López (2019, p. 19), para dar cuenta de la amplia participación de las jóvenes en el proyecto cultural y político del feminismo de la última década.
Trabajos previos, como los de Renold y Ringrose (2008) y Ringrose y Renold (2016) refieren que, para comprender la implicación de las jóvenes con el feminismo, se requiere considerar las múltiples modalidades de participación política que no necesariamente se ajustan a las definiciones establecidas desde el mundo adulto. En consecuencia, resulta necesario atender a la producción de significados propios como también a los procesos de construcción identitaria como feministas. En este escenario, es relevante analizar cómo se posicionan las mujeres jóvenes ante el feminismo y qué implicancias tiene en sus vidas cotidianas asumirse como feministas e intentar transformar algunas prácticas y modos de vinculación en sus ámbitos de socialización.
Algunas demandas feministas —especialmente aquellas referidas a situaciones de violencias y discriminación— se instalaron de manera transversal en instituciones del estado, del sector privado y en organizaciones de la sociedad civil, a través de espacios específicos, con diferentes formatos (secretarías, programas, comisiones, entre otros). En nuestro contexto, registramos como novedad el surgimiento de espacios de género en las organizaciones estudiantiles: en las escuelas, a través de los centros de estudiantes se crearon secretarías específicas y estos formatos se replicaron en federaciones y uniones estudiantiles. Desde su creación, han resultado los espacios más demandados y activos, generando también algunos dilemas para quienes están a cargo de ellos, como se documentó en trabajos previos (Tomasini y Morales, 2022, 2024).
Actualmente, las condiciones del contexto sociopolítico han cambiado: desde el Poder Ejecutivo Nacional se impulsa una agenda antifeminista y antiESI, lo que impacta de manera directa en los climas sociales.
Este trabajo se nutre de tres proyectos de investigación de los que formo parte, orientados al trabajo con jóvenes estudiantes de escuelas secundarias de Córdoba, Argentina, sobre cuestiones de género, sexualidades y afectividades. El artículo se propone abordar los procesos de acercamiento e identificación con el feminismo de jóvenes estudiantes durante la última década. Resulta relevante profundizar en esta cuestión, en tanto la participación masiva de las jóvenes en el movimiento feminista ha provocado transformaciones tanto en la sociabilidad juvenil como en las militancias estudiantiles.
En primer lugar, se describe la metodología de trabajo implementada en los proyectos de investigación donde se produjo el material y la estrategia de análisis desarrollada en este artículo. En la sección siguiente, se presenta el análisis sobre la identificación de las jóvenes con el feminismo, recorriendo sus experiencias de acercamiento al movimiento, los significados atribuidos a asumirse feministas, la construcción de sus referentes, sus trayectorias de participación, las tensiones y expectativas en torno a la organización y espacios de militancia. A continuación, se presenta la discusión y para finalizar este recorrido se desarrollan conclusiones, retomando los planteos principales de cada apartado y formulando interrogantes que permitan continuar profundizando la investigación.
Resultados
Materiales y métodos
En este trabajo se analiza un conjunto de entrevistas realizadas durante 2022 y 2023 en el marco de tres proyectos de investigación en los que participo: Afectividades y prácticas de educación sexual. Construcciones de sexualidades en escuelas secundarias (2018-2022), subsidiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba; mi proyecto de tesis doctoral, Devenir feminista en el Siglo XXI. Itinerarios de jóvenes estudiantes de Córdoba (2021-2027), financiado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Activismos de género de mujeres jóvenes. El empoderamiento de las chicas y la persistencia de prácticas violentas. Un mapa nacional (2019-2022), dirigido por la Dra. Silvia Elizalde, subsidiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.2
Durante el trabajo de campo se implementaron diversas técnicas de producción de datos: observación participante de eventos escolares, talleres y acciones públicas de protesta como sentadas, marchas, vigilias, entre otras. También entrevistas individuales y grupales con estudiantes. Las entrevistas que se analizan en esta comunicación fueron realizadas con jóvenes que asisten a escuelas secundarias de la provincia de Córdoba (ciudad capital y Alta Gracia), así como con tres egresadas. Se procuró contactar estudiantes de diferentes contextos y con diversas experiencias de participación en organizaciones y acciones públicas.
Los objetivos de investigación y los usos previstos para el material fueron informados a quienes participaron, garantizando el anonimato y la confidencialidad. Se entregaron documentos de información y consentimiento para familiares a cargo de jóvenes de menos de 18 años antes de la realización de las entrevistas, que fueron firmados en acuerdo y archivados en consonancia con los lineamientos éticos aprobados por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (2006). Cada participante firmó también un consentimiento informado al momento de la entrevista. Las entrevistas fueron grabadas con la autorización expresa de las personas entrevistadas y luego transcriptas (Morales, 2023).
El trabajo con el material de campo se inició con la revisión de las entrevistas, focalizando en los pasajes que resultaron de interés para esta comunicación. Se seleccionaron nueve entrevistas: siete individuales y dos grupales. Las personas entrevistadas fueron jóvenes estudiantes que se identificaron como mujeres, excepto en dos casos: una se identificó como no binarie con preferencia por los pronombres femeninos y otra como mujer trans. Las edades de las participantes oscilan entre los 16 y 23 años.
Se realizaron cuatro entrevistas individuales durante 2022 y tres entrevistas individuales y dos grupales en 2023. En una de las entrevistas grupales participaron tres estudiantes y, en la otra, dos jóvenes egresadas de escuelas públicas de la ciudad de Córdoba. En todos los casos correspondientes a la ciudad capital, excepto uno, las entrevistadas ocuparon cargos de representación estudiantil en sus centros de estudiantes, en la Federación de Estudiantes Secundarios (FES)3 y en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES);4 además, dos de las jóvenes militan en una agrupación juvenil de carácter partidario.
En el análisis se emplearon herramientas de la teoría fundamentada (Grounded Theory) desarrollada por Strauss y Corbin (1990), con el objetivo de generar categorías y proposiciones sustentadas en los datos. Para trabajar el material se aplicaron dos estrategias: la codificación y la contextualización (Maxwell, 1996). La primera se refiere a operaciones de reorganización del material en categorías que permitan la descripción y comprensión del fenómeno que se aborda. La segunda consiste en indagar las relaciones entre las categorías construidas que permitan conectar relatos y eventos dentro de un contexto, integrándolos con coherencia.
A través de procedimientos de inducción y recursividad, se elaboraron los resultados que se presentan a continuación, privilegiando la articulación entre los datos de campo y las referencias teóricas (Morales, 2023, p. 6).
Tabla I
Muestra
Entrevista/año |
Edad |
Escuela |
Militancia |
Entrevista N1 2022 |
17 |
Escuela privada zona norte de la ciudad |
Secretaria de Género en Centro Estudiantes 2021 Secretaria general en la Federación de Estudiantes Secundarios Córdoba (FES) 2022 Secretaria territorial en Red Nacional de Centros de Estudiantes (RENACE) 2022 |
Entrevista N2 2022 |
16 |
Escuela céntrica modalidad cooperativa |
Secretaria general Centro de Estudiantes 2022 Secretaria de Asuntos Externos en la Federación de Estudiantes Secundarios Córdoba (FES) 2022 Organización feminista AF |
Entrevista N3 2022 |
21 |
Egresada (2018) de escuela céntrica modalidad cooperativa |
Centro de Estudiantes 2017 Presidenta en la Federación de Estudiantes Secundarios Córdoba (FES) en 2018 Organización social LP hasta 2021 |
Entrevista N4 2022 |
18 |
Escuela pre universitaria A |
Secretaria de Género y Diversidades del Centro de Estudiantes 2022 Secretaria Género y Derechos Humanos en la Federación de Estudiantes Secundarios Córdoba (FES) 2022 |
Entrevista N5 E 2023 |
17 |
Escuela pública de gestión privada |
Secretaria de Género y Derechos Humanos en la Federación de Estudiantes Secundarios Córdoba (FES) 2023 |
Entrevista N5 G 2023 |
17 |
Escuela pública de gestión privada |
Presidenta Centro de Estudiantes 2023 |
Entrevista N5 F 2023 |
16 |
Escuela pública con formación musical |
Vicepresidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios Córdoba (FES)2023 Secretaria Asuntos Estudiantiles en el Centro de Estudiantes 2023 |
Entrevista N6 2023 |
16 |
Escuela pública zona norte de la ciudad |
Militancia barrial Organización social LP 2023 |
Entrevista N7 2023 |
17 |
Escuela pre universitaria B |
Delegada de curso en Centro de Estudiantes 2023 |
Entrevista N8 2023 |
18 |
Escuela pública Alta Gracia |
Participó de talleres con niños, niñas y jóvenes trans Encuentros informales con chicas trans de la ciudad |
Entrevista N9 K 2023 |
23 |
Egresada (2020) escuela pública cercana al centro de la ciudad |
Unión de Estudiantes Secundarios (UES) desde 2021 Juventud Peronista desde 2021 |
Entrevista N9 M 2023 |
18 |
Egresada (2021) escuela pública del norte de la ciudad |
Unión de Estudiantes Secundarios (UES) desde 2022 Juventud Peronista desde 2022 |
Fuente: Elaboración propia.
¿Te sentís feminista? Una pregunta complicada
Algunas investigaciones internacionales han documentado un fenómeno de distanciamiento o rechazo de las más jóvenes hacia el feminismo, postulando que el movimiento es construido como algo obsoleto en un contexto posfeminista, donde se considera que la igualdad entre varones y mujeres ya ha sido alcanzada en diferentes ámbitos (Ringrose y Renold, 2016; como se citó en Tomasini, 2018). Sin embargo, en nuestro contexto, resulta pertinente indagar el vínculo que las jóvenes construyen con el feminismo a partir de los acontecimientos registrados en la última década. Como fue mencionado, las mujeres jóvenes fueron un actor clave por su presencia masiva en el espacio público reclamando por sus derechos. De acuerdo con el planteo de Seca (2019), la visibilidad pública del feminismo hizo posible que se cuestionaran vivencias cotidianas de las chicas, quienes comenzaron a encontrar en el acercamiento al movimiento, una referencia para construir sus posiciones. En la misma línea, Marina Tomasini (2022b) analiza movimientos y orientaciones de estudiantes de escuelas secundarias con relación al feminismo, y propone las siguientes modalidades: acercamiento, acercamiento ambivalente, afectación fáctica y rechazo que resultan oportunas para nuestra indagación.
En la conversación con las jóvenes que participaron en el estudio se recuperaron diferentes posicionamientos frente a la pregunta: ¿te sentís feminista? La mayoría se expresó afirmativamente: “Yo siento que siempre me supe feminista” (comunicación personal, entrevista 1, 2022); “Yo me considero bastante feminista” (comunicación personal, entrevista 5, G, 2023); y “Yo sí me considero feminista, también por una decisión política” (comunicación personal, entrevista 3, 2022).
Un grupo minoritario mostró cierta ambivalencia al nombrarse y asumirse feminista en diferentes ámbitos, señalando complicaciones y reparos. Una de las entrevistadas expresó: “Las TERF 5 es lo que más me preocupa y es lo que más me duele, porque están técnicamente dentro del movimiento del feminismo” (comunicación personal, entrevista 8, 2023).
Otra participante respondió sobre el carácter inclusivo del movimiento:
Sí y no [risas], o sea, yo creo que si soy feminista del lado de… del feminismo como nació, que es la lucha por la igualdad de géneros, la igualdad de oportunidades … […] depende mucho de la percepción del feminismo de cada uno, un gran debate dentro ha sido si las chicas trans entran dentro del feminismo o no, o si los varones trans entran en el feminismo o no, y también eso cambia la percepción, porque si yo dijera que soy feminista y tu percepción es que solamente son las mujeres, entonces por empezar yo nunca podía ser feminista (comunicación personal, entrevista 2, 2022).
Los fragmentos de estas entrevistas ilustran las complejidades que se generan a partir de discusiones políticas internas al movimiento feminista. Como refiere bell hooks (2015, p 19), el feminismo ha sido históricamente un movimiento autocrítico que creó un entorno de “crítica e intercambio dialéctico sostenido”. Los diferentes posicionamientos alrededor del sujeto político del feminismo —que en los últimos años se reeditaron en torno a la inclusión/exclusión de personas trans como actores activos— impactan en la posibilidad de considerarse feminista cuando las jóvenes son integrantes de la comunidad LGTBIQ+.
Por otro lado, algunas entrevistadas refieren actitudes de señalamiento sobre la legitimidad de la pertenencia según ciertos estándares evaluativos, como el check list o el feministómetro que menciona Carolina Spataro (2018). La valoración del nivel de feminismo entre las propias activistas y también desde sectores externos al movimiento, resulta un condicionante para definirse como parte. Una de las jóvenes entrevistadas lo expresó del siguiente modo:
Es algo complicado de definir… eh… igual pasa que también, en el entorno en el que uno está, es complicado definir o decir algo en una sola palabra, decir soy esto o soy lo otro es difícil, pero no… o sea no sé, yo creería que sí, pero no se decirlo bien… porque hay aspectos como… muy minuciosos, que dicen “ah, pero entonces esto es machista”, “ah pero entonces esto es feminazi” o esos términos que son como despectivos o seleccionados por bandos, digamos que es… conflictivo (comunicación personal, entrevista 7, 2023).
Otras jóvenes expresaron dudas respecto a los méritos, autoimpuestos que deben conseguir para sentirse feministas, como se expone a continuación:
No sé si siempre fui feminista, pero creo que siempre fue un lugar a llegar, siempre internamente fue un planteo, qué es lo que sería ser feminista para mí […] al principio mi idea de feminismo era esa, o sea, si vos sos feminista es porque tenés un lugar importante y es porque dejás algo en el lugar a donde vas y después como que reconsideré eso […] pero al mismo tiempo siento que no, como no termino de dejar esa huella… siento que no (comunicación personal, entrevista 4, 2022).
Creo que sentirse feminista o identificarse con una feminista, conlleva un montón de cosas, de responsabilidades, de acciones de cambios, uno mismo… yo por ejemplo no me considero alguien feminista porque siento que para llegar a ser alguien feminista tenés que pasar toda una lucha y todo un camino bastante largo (comunicación personal, entrevista 6, 2023).
En el imaginario de estas jóvenes aparece un estándar difícil de alcanzar, especialmente porque operan por comparación con aquellas acciones, luchas y huellas que deberían conseguir para considerarse feministas. Esta visión da cuenta de modos de acercarse al feminismo donde los itinerarios de formación y las trayectorias militantes eran especialmente valoradas, como en los años setenta, cuando las feministas se organizaban en grupos de concienciación y de estudio, o en los años ochenta/noventa cuando las jóvenes eran acompañadas por referentes históricas en los inicios de la participación en el movimiento (Masson, 2018).
Al mismo tiempo, en los discursos sobre el acercamiento al feminismo es posible identificar dos vías; la movilización de procesos internos y personales de reflexión. Por ejemplo, una entrevistada señaló: “Para mí es un proceso de descubrimiento personal… cuando yo empecé a informarme y demás… vos te vas dando cuenta de cosas de tu entorno, o en vos misma” (comunicación personal, entrevista 9, M, 2023). En una línea similar, otra expresó: “Siento que decirlo es un título muy grande [ser feminista], tengo ese replanteamiento interno” (comunicación personal, entrevista 4, 2022).
La verdad creo que el feminismo va de una construcción de lo que has vivido a lo largo de tu vida y a pesar de que yo viví varias cosas relacionadas con el género es… como todo un proceso y un entendimiento con vos misma, creo que hay que tomarse el tiempo (comunicación personal, entrevista 6, 2023).
Y también, refieren procesos comunes, donde se reconocen como parte del colectivo juvenil y de género, donde se comparte la vulnerabilidad y la necesidad de enfrentar injusticias y desigualdades. Como expresó una de las entrevistadas: “Empezás a conectar desde un lugar de vulnerabilidad para podernos hacer más fuertes, digamos como grupo y como conjunto” (comunicación personal, entrevista 2, 2022).
Otra joven reflexionó sobre las condiciones actuales de las adolescentes y su inevitable relación con el feminismo:
Hoy en día, ser una adolescente, como me toca a mí, y la verdad que atraviesa muchas cuestiones del feminismo, o sea, te identifiques o no como feminista, en algún momento, más teniendo mi edad, llegás a tocar ese tema y creo que no es el ser feminista en concreto, sino el simple hecho de ser mujer ya te vuelve… te expone a esas situaciones digamos, que conllevan a hablar de feminismo y a tocar el tema (comunicación personal, entrevista 6, 2023).
En esta línea, una entrevistada destacó la importancia de compartir experiencias dentro de un entorno de confianza:
Decir, bueno me pasó esto y está bueno poder decirlo y poder entender qué es lo que me pasó a mí, cómo me cambia algo y además dar paso también a que otra pueda contarlo, por ejemplo, en esta charla, una de mis amigas contó otra cosa (comunicación personal, entrevista 7, 2023).
Las conversaciones entre amigas, en pequeños grupos de confianza, generan espacios para darse cuenta y reflejarse en vivencias compartidas. Este proceso está en consonancia con lo planteado por Seca, cuando propone que las jóvenes se reconocen “como parte de un parte de un colectivo mayor: las mujeres, que atraviesan situaciones de violencia y desigualdad” (Seca, 2019, p. 86). Las jóvenes se perciben afectadas por la vulnerabilidad y encuentran, en ese sentir común, la motivación para generar comunidad y organización.
Feminismo en las casas, en las calles y en la escuela
Algunos modos de nombrar la masificación y juvenilización del feminismo en Argentina se popularizaron, se transformaron en consignas y circularon en pancartas, remeras, cánticos: “la revolución de las Hijas”, “las nietas de las brujas que no pudieron quemar”. Desde diferentes ámbitos de la cultura, el periodismo y la academia se puso énfasis en visibilizar el linaje de las luchas entre las hijas recién llegadas al feminismo y las militantes más grandes, marcando que ahora las jóvenes son las protagonistas (Elizalde, 2018). Una de las estudiantes entrevistadas reflexionó:
Hay que hacer esa alianza intergeneracional que nos va a ayudar a entender que somos hijas de una historia y muchas veces el término revolución de las hijas, a muchas no les gusta, porque te pone en el lugar de hijas, porque tenemos que aprender un montón de cosas y en un montón de momentos nosotras te enseñamos también, pero también es cierto que la historia no empieza cuando nosotras entramos (comunicación personal, entrevista 1, 2022).
A la vez, desde algunos espacios feministas se impugnan ciertos modos juveniles de militar, la formación a través de internet y redes sociales, y el desconocimiento de las luchas y los recorridos realizados en décadas pasadas por las feministas mayores.
Las estudiantes entrevistadas, con excepción de un caso donde la familia se manifestó en contra, coinciden en referir al entorno familiar como espacio habilitante para la construcción de posicionamientos políticos en general y, en varios casos, también feministas. Aunque sólo una entrevistada refirió militancia partidaria, en el entorno familiar de las jóvenes circula un imaginario de pensamiento crítico y de interés alrededor de problemáticas sociales que promueve el acercamiento a la participación y el activismo. Como expresó una entrevistada:
A mí me acercó mucho mi hermano, cuando él arrancó a militar y que, también se puso de novio, me acuerdo que llegó un día a mi casa, el día de la primera marcha de Ni Una Menos que surge en Córdoba y me dibujaron la carpeta de plástica, el globo de Ni Una Menos6 y bueno es como que me fue explicando, yo era muy chica (comunicación personal, entrevista 5, E, 2023).
Otra joven señaló:
Tuve la suerte de que, en mi casa, siempre se debatió política, siempre se me inculcó “no te quedes con una posición”, sino que, en mi casa, todos los almuerzos y todo es debatir noticias, debatir políticas, o sea, es una casa en la cual se puede hablar y se puede analizar, empezó a salir lo del aborto y si bien en mi casa hay muchas actitudes machistas, por suerte me dijeron “vos fíjate”, o sea, “vos investigá, fíjate”, me dieron el empujoncito (comunicación personal, entrevista 9, K, 2023).
Otra entrevistada destacó:
Yo agradezco también que mi vieja, al ser feminista, desde chica sin imponérmelo, que eso le agradezco, porque en algún punto yo lo vi de una forma natural, o sea, nunca lo sentí como militante, eso fue muy loco, hasta que empecé a militar y me di cuenta que lo que había hecho era militancia (comunicación personal, entrevista 3, 2022).
Los testimonios remiten a la socialización familiar en cuestiones de participación social y política (Zarzuri, 2020) como vivencia común.
A continuación, es interesante atender a la siguiente operación, muchas entrevistadas al revisitar la vida de las mujeres de su familia las reinterpretan como vidas feministas. En los casos estudiados, las jóvenes hacen una lectura feminista de las formas autónomas de organizar la vida cotidiana que sostienen madres y abuelas, y en un caso también de las vecinas del barrio.
[Mi madre] es una mujer que se mueve sola, para mí ella es una de las personas más feministas del mundo, aunque ella no se considera de esa forma, muy sola, viajó sola, hizo su vida sola y a mi viejo lo conoció de grande […], ser feministas, cada uno se interpretará […] a ver mi abuela, la persona más católica y a pesar de que nunca me lo va a admitir en la vida [que es feminista], digamos de que ella llevó su familia adelante, te lo dice todo el tiempo, y ella se opuso a la iglesia, se puso un DIU7 sin decirle a nadie, su madre nunca la dejó, su cura nunca la dejó, ella se puso un DIU y dijo: “yo no voy a tener un embarazo” (comunicación personal, entrevista 4, 2022).
Otra entrevistada indicó:
Mi mamá es una persona que, a pesar de que tiene sus ideas, tiene sus opiniones, siempre fue una mujer que se valió por sí sola, toda la vida, que pasó un montón de cosas y que tuvo la fuerza para salir adelante y lo más importante que ella me dejó de enseñanza es que “nunca vas a necesitar a un hombre”, […] ella es una mujer muy feminista que yo admiro (comunicación personal, entrevista 6, 2022).
Trabajar fuera del hogar, regresar de noche en transporte público, criar a sus hijos sin la presencia del padre, utilizar métodos anticonceptivos, participar en actividades comunitarias, son calificadas como acciones feministas, aunque madres y abuelas no se reconozcan como tales; sin embargo, estas referencias de vida inspiran la trayectoria juvenil.
La posibilidad de discutir en la familia la agenda de los feminismos y de los movimientos amplios de mujeres y disidencias, de compartir la participación en convocatorias públicas y construir posicionamientos políticos en compañía, se diferencia de las vivencias de generaciones anteriores que imprime rasgos significativos en las vivencias juveniles. Como sostiene Collin (2013, p. 98) en referencia a las feministas de los años sesenta/setenta: “Este fue, precisamente el drama de las generaciones anteriores: tener que autoconstruirse sin encontrar en las madres o en las antecesoras este compromiso a ser, tener que arreglárselas a través de las lecturas y de algunos encuentros”.
Otra referencia que se destaca es la escuela y los vínculos con docentes. Como expresó una entrevistada: “También la profe de filosofía… muchos profes de nuestro cole en realidad, el profe de historia, son muy referentes para nosotras” (comunicación personal, entrevista 5, G, 2023). Otra joven señaló:
Otra referente más cercana… la profe C. porque es muy fuerte de repente tener, en un colegio donde la mayoría de los profesores que vos tenés… son… piensan distinto, por decirlo de una manera más suave, de repente tener una profesora que te está enseñando historia y de repente te habla de las sufragistas y te habla de las olas de feminismo o te habla de las trabajadoras sexuales (comunicación personal, entrevista 8, 2023).
Como se documentó en trabajos anteriores (Tomasini, 2022a), la Educación Sexual Integral implementada en instituciones educativas ha sido una puerta de entrada para el feminismo (López, 2019) que habilitó múltiples discusiones y debates durante los últimos años. El legado militante que transmiten familiares y docentes significativos para la vida de las jóvenes entrevistadas resulta un acervo fundamental, no sólo por lo que implica contar con modelos donde verse reflejadas, sino también por el acompañamiento y apoyo en acciones concretas, participando en talleres, marchas, convocatorias callejeras, que abonaron la construcción de una posición política activa.
Las jóvenes entrevistadas refieren al movimiento Ni Una Menos como mojón en su acercamiento al feminismo y como una marca en sus trayectorias de participación. Las manifestaciones callejeras en clave feminista, que se multiplicaron entre 2015 y los inicios de 2020, se constituyen como espacios de encuentro, expresión y construcción de potencia juvenil. Algunas de las jóvenes entrevistadas recuerdan haber participado de la primera convocatoria en junio de 2015 cuando tenían diez u once años, acompañadas por su familia. Una joven relató:
Mi mamá siempre me llevaba a las marchas y muchas veces yo me quejaba: “ay no, hay que caminar un montón” y después de ese 3 de junio, decirle, “má, esta tarde vamos a la marcha” […] yo siento que siempre me supe feminista, pero fui feminista el día que lo pude decir en voz alta, para el primer Ni Una Menos, el 3 de junio (comunicación personal, Entrevista 1, 2022).
Otra señaló:
Empezó de una forma inconsciente como que yo ni registraba, o sea, iba a las marchas, no faltaba, ¿viste? […] ir a las marchas siempre estuvo muy naturalizado, entonces, nunca fue “el gran hecho” ir una marcha, yo nunca lo nombré como “¡ay, fui una marcha!”, pero sí me acuerdo, mi marcha, la primera, fue Ni Una Menos y que para mí también fue muy importante que mi viejo me llevara (comunicación personal, entrevista 3, 2022)
Las entrevistadas relatan la participación en las diversas manifestaciones públicas como un momento de alegría, encuentro donde construyen fortaleza. También destacan el sentirse especialmente seguras, en las marchas feministas.
Yo creo que si una nunca estuvo en una marcha feminista, tiene que estar, porque es como una sensación única… de repente ir a un lugar donde sentís como la libertad de que podés estar vestida como vos quieras, comportarte como vos quieras que son todas minas, que son todas hermanas, un ambiente relindo, aparte hay como una cosa en esas marchas… como un sentimiento… de que todas somos parte de lo mismo… es como una sensación de no sé… de comunidad… de un montón de gente que vos sabes que piensa como vos, que tienen los mismos valores (comunicación personal, entrevista 8, 2023).
La participación en las convocatorias feministas parece configurarse como “ritual de paso hacia nuevas subjetividades e identidades políticas” (Bianciotti, 2021, p. 12), ofreciendo nuevos marcos de interpretación para la vida social.
Una militancia transversal
Las jóvenes entrevistadas significaron su identificación con el feminismo como modo de ver la vida, de desarrollar sus vínculos y de luchar contra el orden establecido; sin embargo, esta adscripción no implica la participación en organizaciones feministas, sino que constituye una militancia transversal a otras militancias. En consonancia con lo que afirman Larrondo y Ponce (2019, p. 22): “Las demandas de género atravesaron numerosos colectivos juveniles”. Las jóvenes destacan que su acercamiento al feminismo como primera militancia (Zarzuri, 2020) habilitó la posibilidad de construir argumentos y una plataforma de enunciación que estructura la participación política. Como lo expresa una de ellas:
Para mí el feminismo fue la puerta de entrada a la política y siento que a muchas nos pasó eso, en un momento de despolitización y de discursos que no… en redes y demás, que la política era una cosa mala, el feminismo sí se puso en agenda y nos politizó, entonces, yo primero me dije feminista y después empecé a participar del centro de estudiantes y encontrar otras herramientas (comunicación personal, entrevista 1, 2022).
En la mayoría de casos analizados, la participación estudiantil es el ámbito central de militancia. Desde allí se despliegan las acciones de formación, el activismo, la participación en otros espacios más amplios, en clave feminista: “Tenemos que ocupar todos los espacios con nuestras miradas feministas y llevarlas a esos espacios, llevarlas a la militancia estudiantil, llevarlas al aula, a todos lados” (comunicación personal, entrevista 1, 2022).
El Centro de Estudiantes ha sido la modalidad de organización juvenil privilegiada en las escuelas secundarias en nuestro país. Las funciones que asumen tienen relación con la historia singular de cada escuela y las trayectorias de quienes lo conducen en cada momento: mejorar situaciones edilicias, organizar jornadas recreativas y promover la sociabilidad, acompañar e intervenir en problemáticas de convivencia, mediar en conflictos entre los diferentes estamentos, articular con partidos políticos, organizaciones sociales, participar de diversas convocatorias públicas, entre otras. La irrupción de los activismos de género en las escuelas trastocó la agenda de muchos centros de estudiantes y también cuestionó algunos modos de funcionamiento (Morales et al., 2022).
De las doce entrevistadas, diez participan de manera activa en centros de estudiantes escolares y en organizaciones estudiantiles, asumiendo, no solamente cargos de representación, sino que también son dirigentes. Varias de ellas han ocupado la presidencia, vicepresidencia y diferentes secretarías en los centros de estudiantes escolares, en la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) y también en la Red Nacional de Centros de Estudiantes (RENACE). Dos de las jóvenes participan en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que, si bien tiene una organización horizontal, las responsabilidades recaen en quienes son mayores, es decir, en las entrevistadas. ¿Es posible pensar este protagonismo de las chicas en los cargos más importantes de las organizaciones estudiantiles como huella de la marea verde?
Es significativo observar cómo al interior de las organizaciones estudiantiles de Córdoba, los cargos dirigenciales son ocupados por mujeres que, en general, se identifican con el feminismo. Este fenómeno se produce en consonancia con el registro de Alejandro Cozachcow (2022) para la ciudad de Buenos Aires. El autor refiere que se produjeron transformaciones significativas al interior de las organizaciones estudiantiles a partir de 2015 constatando la presencia de mujeres en cargos de conducción y la prioridad de los temas de género en las agendas.
En Córdoba ha resultado una novedad la creación en las escuelas y en las organizaciones estudiantiles, de secretarías específicas para abordar cuestiones de género y diversidades en consonancia con lo que ocurría en diferentes ámbitos como sindicatos, clubes, medios de comunicación, organizaciones barriales, entre otras. Se trata de espacios diferenciados dentro de la estructura de los Centros de Estudiantes, incluso se ha requerido de la modificación de los estatutos para poder darles existencia. En general, la coordinación es asumida por una persona y, en los últimos años, fueron muy activos en cuanto a la recepción de demandas e inquietudes para gestionar conflictos y situaciones relacionadas con violencia al interior de las escuelas, como también para organizar actividades de promoción y capacitación alrededor de asuntos vinculados a género y diversidades. Allí también surgen tensiones; muchas veces, las responsabilidades de representación implican exposición a las críticas y señalamientos, constituyendo una carga pesada para las jóvenes que los coordinan (Tomasini y Morales, 2022, 2024). La secretaria general de la Federación de Estudiantes Secundarios de 2022, refiere:
En muchos casos, en muchas situaciones de abuso, no sabemos cómo abordarlas, no estamos preparadas, pidiendo a gritos que no tenemos que ser nosotras las que cubramos este rol porque, además, la militancia estudiantil es muchísimo más amplia y ese es un desgaste (comunicación personal, entrevista 1, 2022).
Al mismo tiempo, asumir cargos de dirigencia o estar a cargo de la secretaría ofrece oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal, en tanto resulta necesario formarse para poder orientar a sus pares. Así lo expresa una entrevistada:
Es difícil armar un espacio en cero, porque digo el espacio se construye con esas vivencias, para que los espacios se construyan tiene que haber un todo, un consenso, tiene que haber una formalidad previa que no existía porque no había nada en la secretaría. Y bueno, fue un poco… formar eso, ver cómo empezar a armar esas pequeñas bases […] Cuando vos creaste algo importante, tenés más validez, porque sabes lo que estás diciendo, eso pasa siempre, cuando uno sabe, eso también te da seguridad interna sobre lo que estás diciendo (comunicación personal, entrevista 4, 2022).
Asumir las secretarías de género implicó comprometerse a acompañar y trabajar con situaciones complejas que, en ocasiones plantearon dilemas y conflictos para las jóvenes como se analizó en trabajos previos (Morales, 2023).
Un punto relevante para continuar profundizando es lo que postulan dos estudiantes que participan de la Unión de Estudiantes Secundarios, acerca de la mirada feminista al interior de la organización. En una entrevista grupal se desarrolló el siguiente intercambio:
—K: Si bien ahora yo no me presento en los espacios: hola soy K, soy feminista, sí, me presento: hola, soy K y soy militante y creo que militante es… algo que está implícito, no hace falta como aclararlo ya.
—Entrevistadora: ¿Ustedes sienten que en la militancia está implícito el ser feminista?
—M: Claro, como que ya está incluida esa lucha en las banderas que nosotras defendemos, no hace falta, para mí, y para nosotras que estamos en la organización es algo que ya está y tenemos instalado, son cosas de que ya las tenemos implícitas nosotros, nuestra generación (comunicación personal, entrevista 9, 2023).
A partir de este intercambio es posible pensar que, en los últimos años, la masificación y juvenilización del feminismo promovieron su presencia en todos los ámbitos habitados por jóvenes, aunque también se produjeron disputas y enfrentamientos, nadie pudo ignorar la presencia del feminismo en las escuelas.
Ahora bien, con excepción de una joven, que ha participado en la Asamblea Ni Una Menos Córdoba, para luego sumarse a una organización feminista (AF), ninguna de las entrevistadas ha sido parte de organizaciones feministas; sin embargo, todas coinciden en que llevan su posicionamiento feminista a todos los lugares y organizaciones que habitan. Además, consideran que las cuestiones de género y diversidades no deben ser asumidas exclusivamente por mujeres, sino abordadas colectivamente por todo el estudiantado. Una entrevistada lo expresa de esta manera:
Ver a mujeres en lugares de poder, y no sólo hablando de género, porque esto también es algo que nos pasa en nuestras organizaciones, cualquier cosa que es de género se divide fácil, no hay que discutir quien lo trabaja, pero algo que decimos mucho es que cuando nos juntamos a hablar de género, cuando nos juntamos a hablar de ESI [educación sexual integral] no queremos ser todas minas,8 porque si no, pasa que nosotras vamos avanzando y llegando a conceptos y hay otro sector que va quedando más atrás y estamos cada vez más lejos, necesitamos que se sumen a esas discusiones y a esos debates que tenemos para que vayamos todos a la par (comunicación personal, entrevista 1, 2022).
La presencia mayoritaria de chicas en las organizaciones estudiantiles ha posibilitado que temáticas relacionadas con género, sexualidades y feminismos se difundan y organicen en la vida cotidiana de las escuelas. La contraparte de esta configuración es que son las mujeres quienes, casi con exclusividad, se ocupan de todo lo vinculado con estas cuestiones.
Discusión
Hacerse feminista, un proceso complejo
El análisis de la conversación con las jóvenes ha permitido profundizar en la complejidad de los procesos de asunción y adscripción al feminismo en los inicios del siglo XXI.
Como se planteó previamente, a partir de 2015 el feminismo en Argentina se popularizó, masificó y juvenilizó. Si retomamos las categorías que propone Tomasini (2022b) es posible referenciar a la mayoría de las entrevistadas en movimientos de acercamiento y acercamiento ambivalente, como se explicitará más adelante. Los itinerarios juveniles en este proceso presentan matices y singularidades que pueden pensarse como capas, planos o dimensiones para la construcción de la identidad feminista. A partir de los testimonios fue posible reconstruir tres: una intrasubjetiva, una intersubjetiva y una dimensión pública/militante.
Las jóvenes entrevistadas expresan de diversas maneras los procesos intrasubjetivos que implica la construcción de una identidad feminista: “Un entendimiento con vos misma”, “tomarte tu tiempo, es algo con vos misma”, “siempre, internamente fue un planteo”, “cuestionarse todo el tiempo a una misma y captar, tener conciencia”. En estos diálogos internos sopesan las sensaciones y sentimientos que las reconfortan, con lo que resulta tenso y doloroso, como por ejemplo las rupturas o distancias con algunos vínculos a partir de las experiencias vividas. También se juegan en ese plano, las autoexigencias y las expectativas, lo que sienten que les falta para alcanzar el ideal feminista, las luchas que deben dar, las huellas que tienen que dejar (Masson, 2018; Spataro, 2018). En este plano reflexivo consigo mismas, conviven las dudas con las certezas, alternando la prevalencia de unas y otras al momento de hacer públicos los posicionamientos.
El plano intersubjetivo es aquel de las interacciones, de los encuentros y desencuentros con pares y el mundo adulto. En consonancia con lo planteado por otras autoras (Faur, 2018; Palumbo y di Napoli, 2019; Seca, 2019), ha sido especialmente significativo el intercambio entre chicas para reconocerse en una situación común de desigualdad y afectación. Los relatos abundan alrededor de compartir experiencias de acoso callejero, y algunas chicas también refieren situaciones de violencia y abuso. “Tomar conciencia”, “darse cuenta” son expresiones que han sido documentadas en trabajos precedentes (Lares et al., 2018) como operaciones de insight que ocurren en la conversación colectiva. Aquí la identificación como feministas resulta un refugio, un lugar seguro, de confianza, para hablar, fortalecerse y sumarse a la lucha colectiva. En estos espacios y vivencias van fundando posiciones y argumentos para construir una plataforma de enunciación.
En la mayoría de las entrevistas se destaca un ambiente familiar de participación política y militancia en diversas causas relacionadas con problemáticas sociales, especialmente ligadas a derechos humanos, feminismos y en un caso se registra la adscripción a un partido político. Esto ha redundado en vivencias cotidianas y, desde muy temprana edad, de debate y discusión que parecen funcionar como el germen de las experiencias de participación para las jóvenes, en concordancia con lo que plantea Zarzuri Cortés (2020).
Sin embargo, han referenciado lugares y vínculos, como la familia extendida o algunos espacios escolares, donde consideran que es más adecuado no visibilizarse como feministas, para evitar señalamientos, discusiones e incluso, hostigamiento. Es decir, hacen un uso estratégico de la identidad feminista según el ámbito y las circunstancias.
Un tercer plano que se destaca en la construcción de la identidad feminista es el de la vida activista y militante. Las marchas convocadas por el movimiento Ni Una Menos son referidas por la mayoría de las entrevistadas como una marca de inicio, un “ritual de paso” (Bianciotti, 2021) en sus recorridos feministas. Algunas de las jóvenes participaron de la primera convocatoria en junio de 2015, cuando tenían diez u once años, acompañadas por familiares. Relatan la participación en las diversas manifestaciones públicas como un momento de alegría y encuentro donde se construyen fortalezas. Sensaciones de libertad, de comunidad, de poder “ser vos misma”, son referidas como vivencias cuando participan en convocatorias callejeras. También destacan el sentirse “seguras”, especialmente en las marchas feministas (Seca, 2019).
Ahora bien, la adscripción al feminismo no implica la participación en organizaciones feministas, sino que constituye una militancia transversal a otras militancias, en consonancia con lo referido por Larrondo (2018). Las jóvenes destacan que su acercamiento al feminismo habilitó la posibilidad de participar políticamente.
En los casos analizados, la participación estudiantil es central, es la que promueve la formación política y militante que orienta la lucha, en clave feminista. De las doce entrevistadas, diez participan de manera activa en centros de estudiantes escolares y en organizaciones estudiantiles.
En estos espacios surgen tensiones y conflictos al mismo tiempo que oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal. Las chicas desarrollaron una especie de “tarea pedagógica” (Tomasini y Morales, 2022) al asumir un rol activo en los debates ante estudiantes que, en algunos casos, mostraban resistencias y, en otros, preferían el silencio. Las demandas y exigencias que implican ocupar cargos de representación estudiantil muchas veces resultan una carga pesada para las jóvenes, y al mismo tiempo materializa un recorrido militante y resulta un motivo de orgullo.
Aunque la organización, participación y el acercamiento a los feminismos no sumó a todo el estudiantado, estas cuestiones no resultaron indiferentes, fue necesario posicionarse y esgrimir argumentos frente a diversas problemáticas que surgían en el escenario escolar, en consonancia con los debates sociales. La capilaridad que construyó el feminismo en los últimos años en nuestro país, en conjunto con el proceso de ampliación de derechos relativos al género y la sexualidad que se puso en marcha desde los años 2000, tiñeron la participación de las chicas (Tomasini, 2018).
Los feminismos se configuran como referencia para construir posicionamientos políticos que se expresan en los modos de participar en distintos espacios. Las jóvenes se reconocen habitando un mundo social diferente al de sus antecesoras, donde la politización del género y la sexualidad, los avances legislativos y las transformaciones en la sociabilidad construyen un clima de mayores libertades, como sostiene Elizalde (2022).
Sin embargo, el contexto político-social actual introduce nuevos desafíos para la participación juvenil en clave feminista, los idearios de las nuevas derechas disputan los derechos conquistados, especialmente en lo referido a género y sexualidades.
Conclusiones
En el artículo se analiza la adscripción al feminismo por parte de un conjunto de jóvenes estudiantes de Córdoba que fueron entrevistadas entre 2022 y 2023. Se recogen los matices que expresan alrededor de asumirse feministas en diferentes ámbitos (familiar, escolar, social) y las implicancias de esta asunción en acciones de participación política.
Todas las jóvenes entrevistadas se identifican con el feminismo, aunque algunas plantean ciertos reparos centrados en dos cuestiones que nos interesa profundizar. Por un lado, la cuestión de los requisitos a cumplir para pertenecer al movimiento. Aquí es posible captar un imaginario donde, ser feminista es posible si se tiene conocimientos y se protagonizan luchas sostenidas a lo largo del tiempo, que cuenten con logros y conquistas que dejen huella. Este imaginario está presente también, en discursos que circulan en los medios de comunicación y las redes sociales, postulando un feministómetro, es decir, un modo de medir actitudes y evaluar acciones que marcan las características que deben tener las militantes.
Esta configuración resuena en dudas, inhibiciones y distancias por parte de las jóvenes con relación a nombrarse feministas. Es posible sentirse parte de un grupo sin identificarse por completo con él, como plantea Michelson (2021, p. 144): “El problema lógico del activismo desde el yo es que hay que cumplir de manera literal los mandatos de la militancia para ser su representante”. Tener que encarnar a la feminista reviste múltiples exigencias de coherencia, de formación y de capacidad de análisis crítico, difíciles de asumir para las jóvenes. Ahora bien, otras chicas logran atravesar estos requerimientos del feminismo mainstream; se identifican con el movimiento, se fortalecen en su militancia y en la construcción colectiva de una visión crítica que orienta la acción.
La segunda cuestión que se planteó como reparo para identificarse como feministas fue la posición excluyente de algunos feminismos con relación al sujeto político el movimiento. Este puede considerarse un argumento más para pensar los acercamientos ambivalentes que plantea Tomasini (2022b). En los últimos años se visibiliza una adscripción creciente a un feminismo radical transexcluyente (TERF), línea que postula que este debe limitarse a las mujeres, negando la identidad de las mujeres trans y la posibilidad de participar en el movimiento. La cuestión fue puesta en relevancia por dos de las jóvenes entrevistadas, una de ellas se identificó como mujer trans y la otra como no binarie. Para estas jóvenes las diferencias entre los feminismos pesa, y la posición que se asume frente a la diversidad sexo genérica no resulta un dato más, sino que es central al momento de pensarse como feministas y de elegir con quien afiliarse.
Un punto que resulta interesante es la asignación de una identidad feminista a las mujeres de su familia que consideran referentes, aunque éstas no se reconozcan como tales. Aquí surge la pregunta sobre cuál es la particularidad de la identificación con el feminismo; ¿la capacidad de ser autónomas, de tomar decisiones, de organizar una vida propia sin contar con una pareja? Estas son actitudes que las jóvenes valoran en sus madres, abuelas, tías, hermanas al momento de reinterpretar sus modos de vivir como feministas. Son escasas las referencias a la participación de las adultas en espacios y proyectos colectivos feministas, los recorridos personales son los que inspiran a las jóvenes. ¿Cómo se produce la operación de reinterpretación? ¿A qué obedece la necesidad de interpretar como feminista la trayectoria de vida de las adultas cercanas? ¿Es posible pensar que el feminismo constituye una narrativa que otorga herramientas para comprender y explicar el cambio social que experimentan las jóvenes?
Al lado de la familia, algunas docentes son mencionadas y valoradas como referentes que tematizaron cuestiones de género y sexualidad en el marco de la ESI, abriendo espacios de conversación y acercamiento al movimiento feminista. A partir de la masificación del feminismo, las dinámicas escolares se conmovieron, instalando nuevas sensibilidades alrededor de las cuestiones de género.
La dimensión de lo colectivo se anuda a las manifestaciones públicas, donde la convocatoria del movimiento Ni Una Menos se constituye en “una bisagra”, como expresó una de las jóvenes, que marca un primer acercamiento al feminismo. Esas marchas quedan grabadas en la memoria juvenil y son referidas como un espacio muy preciado de expresión y encuentro.
Ahora bien, aunque se sienten feministas y esa visión de mundo las acompaña en todos los ámbitos de su vida, la militancia se focaliza en las organizaciones estudiantiles como espacio privilegiado. Las jóvenes entrevistadas refieren que el feminismo fue la puerta de entrada a su participación política. La ocupación del espacio público, las manifestaciones callejeras acontecidas desde 2015 en nuestro país impulsaron la participación. Al calor de estos movimientos se encontraron con la necesidad de organizarse en sus escuelas, y espacios estudiantiles más amplios, llegando a ocupar cargos de conducción en los centros de estudiantes, en la FES y la UES, circunstancia que para muchas es motivo de orgullo.
En los últimos años son las chicas las que presiden los centros de estudiantes, se hacen cargo de las secretarías generales y especialmente de las secretarías de género. Aquí se destaca la persistencia de la división sexual del trabajo que no es exclusiva de las organizaciones estudiantiles, pero se reproduce allí, tal como sucede la mayor parte de los espacios institucionales y de militancia, donde las mujeres son las encargadas de las tareas cotidianas y de hacer pedagogía en torno a las problemáticas de género.
La mayor participación de las chicas en cargos de representación en diferentes organizaciones de estudiantes funcionó como puente para acercar una visión feminista a esos espacios. En este sentido, es posible pensar que el feminismo se constituyó como una posición intrínseca a la militancia estudiantil de los últimos años en el contexto estudiado. Esta configuración despierta preguntas acerca de la especificidad de la militancia feminista, si el feminismo está en todas las organizaciones, ¿cuál es el espacio para el debate y la definición de acciones específicas del movimiento? Las organizaciones o espacios feministas no han resultado atractivos para las jóvenes entrevistadas que focalizaron su participación en la militancia estudiantil.
A partir de lo analizado, surgen interrogantes alrededor de la continuidad en la participación de las chicas, especialmente en los espacios de conducción de la militancia estudiantil, a propósito de la nueva configuración política en nuestro país, con la consolidación de la derecha en el gobierno nacional. A partir del proceso eleccionario de 2023, surgen discursos que reivindican, en múltiples ámbitos, los valores tradicionales, que niegan la desigualdad de género y cómo afecta a mujeres y disidencias. Además, se ponen en cuestión las conquistas de derechos y legislaciones impulsadas por movimientos feministas de mujeres y de la diversidad durante años de lucha. Desde el poder ejecutivo nacional se plantea un programa antifeminista que se materializa con el desfinanciamiento de áreas, programas, secretarías y ministerios especializados en el abordaje de estas problemáticas.
Si a partir de 2015 el feminismo dejó de ser mala palabra (Tarducci et al., 2019) y se instaló en diversos ámbitos de la vida social, hoy surge la interrogante acerca de cómo se reconfigura la adscripción al movimiento en un nuevo clima de época, teñido por la presencia, avance y consolidación de las nuevas derechas (Morresi y Vicente, 2023) en nuestro país. Estas interrogaciones adquieren particular relevancia en el actual contexto político, demandando nuevos estudios que permitan continuar indagando en las dinámicas del feminismo juvenil ante los desafíos contemporáneos.
Referencias bibliográficas
Abbate, F. (2018) Procesos de subjetivación feminista en las movilizaciones #NiUnaMenos en Argentina en Letras femeninas, 43(2), 147-158. https://doi.org/10.14321/letrfeme.43.2.0147
Bianciotti, C. (2021) Somos las nietas de las brujas que nunca pudieron quemar: una reflexión antropológica de la Marea Verde en Argentina. Polémicas Feministas, 5, 1-21. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/polemicasfeminista/article/view/35720
Collin, F. (2013). Una herencia sin testamento, Lectora, 19, 93-103. https://doi.org/10.1344/0.000002053
Congreso de la Nación Argentina. (2006). Ley 26150. Programa de Educación Sexual Integral. Boletín Oficial de la República Argentina, 24 de octubre de 2006. https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-26150-121222
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). (2006). Lineamientos para el comportamiento ético para las Ciencia Sociales y Humanidades (Resolución Nº 2857). https://www.conicet.gov.ar/wp-content/uploads/RD-20061211-2857.pdf
Cozachcow, A. (2022). Antes y después del 2015: Las juventudes partidarias y la movilización de mujeres en Argentina. En La década militada: La participación juvenil en el progresismo, las nuevas derechas y el kirchnerismo (pp. 81-89). Grupo Editor Universitario.
Elizalde, S. (2018, 14 - 16 de noviembre). La revolución de las pibas: Apropiaciones generacionales del feminismo y construcción de genealogías de lucha y sororidad [Ponencia]. VI Reunión Nacional de Investigadores de Juventudes Argentinas: Protagonismos juveniles a 100 años de la Reforma Universitaria, Córdoba, Argentina.
Elizalde, S. (2022). Gender relationships and sexual affection between young people: Reflections from the Argentine case. En J. Beneducti, M. Urteada y D. Rocca (Eds.), Young people in complex and unequal societies: Doing youth studies in Spain and Latin America (Vol. 18, pp. 273-298). Brill. https://doi.org/10.1163/9789004507456_014
Elizalde, S., y Mateo, N. (2018). Las jóvenes: entre “la marea verde” y la decisión de abortar. Revista Salud Colectiva, 14(3), 433-446. https://doi.org/10.18294/sc.2018.2026
Faur, E. (2018). La catedral, el palacio, las aulas y la calle. Disputas en torno a la educación sexual integral. Revista Mora, 25(1), 227-234. https://doi.org/10.34096/mora.n25.8534
Hooks, B. (2015). Feminist Theory: From Margin to Center. Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315743172
Klein, L. (2023, 29 -31 de mayo). Víctimas, consentimiento y masivización: Malestar en el feminismo [Ponencia]. XV Jornadas Nacionales de Historia de las Mujeres, Jujuy, Argentina.
Lares, Y., Nimo, P., Morales, G., y Tomasini, M. (2018). Construirse como feminista en la escuela secundaria. La participación de estudiantes en acciones colectivas que abordan temas de género y sexualidad [Ponencia]. VI Reunión Nacional de Investigadores/as en Juventudes de Argentina. Córdoba, Argentina.
Larrondo, M. (2018). Género, escuela secundaria y militancia: algunas notas para mirar a las y los jóvenes. https://www.comisionporlamemoria.org/wp-content/uploads/sites/21/2018/03/Larrondo-G%C3%A9nero-escuela-secundaria-y-militancias.pdf
Larrondo, M., y Ponce, C. (2019). Activismos feministas jóvenes en América Latina. Dimensiones y perspectivas conceptuales. En M. Larrondo y C. Ponce Lara (Eds.), Activismos feministas jóvenes. Emergencias, actrices y luchas en América Latina (pp.21-38). Colección grupos de trabajo. CLACSO. https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/11450
López, M. P. (2019) Apuntes para la militancia. Feminismos: promesas y combates. Estructura Mental de las Estrellas.
Manzano, V. (2017). Ella se va de casa. Las jóvenes, el género y la sexualidad. En La era de la juventud en Argentina: Cultura, política y sexualidad desde Perón hasta Videla pp. 155-193. Fondo de Cultura Económica.
Masson, L. (2018, 8 de agosto). El feminismo renovado que irrumpió en la escena pública. Infobae. https://tinyurl.com/y8nxmtcd
Maxwell, J. (1996). Qualitative reserch desing. An interactive approach. Sage Publication.
Michelson, C. (2021) Capitalismo del Yo. Ciudades sin deseo. Paidós.
Morales, G., Mondello, R., y Omar, K. (2022). Una ESI en movimiento. Activismos entre las calles y la escuela. En M. Tomasini (Comp.), Educación Sexual: Juventudes, experiencias escolares, afectividades y activismos, (pp. 35-50). Grupo Editor Universitario.
Morales, G. (2023). Masificación del feminismo, pandemia y después... Conflicto, violencia y Educación Sexual Integral en escuelas secundarias de Córdoba, Argentina. Polémicas Feministas, 7, 1-23. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/polemicasfeminista/article/view/41928
Morresi, S., y Vicente, M. (2023). Rayos en cielo encapotado: La nueva derecha como una constante irregular en la Argentina. En P. Semán (Coord.), Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir? (pp. 43-80). Siglo XXI Editores.
Palumbo, M., y di Napoli, P. (2019). #NoEsNo. Gramática de los ciberescraches de las estudiantes secundarias contra la violencia de género (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Cs. Sociales - UNJu, 54, 13-41. http://revista.fhycs.unju.edu.ar/revistacuadernos/index.php/cuadernos/article/view/319
Renold, E., & Ringrose, J. (2008). Regulation and rupture: Mapping tween and teenage girls’ resistance to the heterosexual matrix. Feminist theory, 9(3), 313-338. https://doi.org/10.1177/1464700108095854
Ringrose, J. y Renold, E. (2016). Teen Feminist Killjoys? Mapping Girls’ Affective Encounters with Femininity, Sexuality, and Feminism at School. En C. Mitchell y C. Rentschler (Eds.). Girlhood and the Politics of Place (pp. 104-121), Berghahn Books. https://doi.org/10.1515/9781785333743-009
Seca, M. V. (2019). “Estamos haciendo historia”: Activismos juveniles por el derecho al aborto en Mendoza (Argentina). En M. Larrondo y C. Ponce Lara (Eds.), Activismos feministas jóvenes. Emergencias, actrices y luchas en América Latina (pp. 79-98). Colección grupos de trabajo. CLACSO. https://doi.org/10.2307/j.ctvt6rkfs.8
Spataro, C. (2018). Abajo el feministómetro. BORDES, 2(8), 19-28. https://publicaciones.unpaz.edu.ar/OJS/index.php/bordes/article/view/152
Strauss, A., y Corbin, J. (1990). Qualitative research: Gorunded Theory procedures and techniques. Saga publications.
Tarducci, M., Trebisacce, C. y Grammático, K. (2019). Cuando el feminismo era mala palabra. Algunas experiencias del feminismo porteño. Espacio editorial.
Tomasini, M. (2018). ¿Qué mueve a las jóvenes a participar? Activismo de género y devenires identitarios en estudiantes de escuelas secundarias. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 10 (2). https://doi.org/10.26864/PCS.v10.n2.6
Tomasini, M. (Comp.) (2022a). Educación Sexual: Juventudes, experiencias escolares, afectividades y activismos. Grupo Editor Universitario. https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/250288
Tomasini, M. (2022b). Juventud y feminismo en Argentina. Movimientos y orientaciones de estudiantes de escuelas secundarias de Córdoba. Quaderns de Psicologia, 24(3), e1720. https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1720
Tomasini, M. y Morales, G. (2022). “La marea verde violeta”. Feminismo, juventudes y escuela secundaria. Revista Izquierdas, (51), 1-18.
Tomasini, M. y Morales, G. (2024). ‘Ante la violencia, la Educación Sexual es la salida’. Feminismo y activismo estudiantil en Córdoba, Argentina. En N. González Martínez, C. Bianciotti, P. Ríos Mercado, y M. Consuegra Díaz- Granado (Coords.), Trazando poéticas de cuidado y re-existencia de las mujeres. Legados, permanencia y nuevas perspectivas en las investigaciones feministas de la REd HILA (pp. 119-164). Ediciones Universidad Simón Bolívar.
Zarzuri, R. (2020). Explorando las concepciones de militancias en mujeres jóvenes feministas de organizaciones políticas emergentes en Chile. En AB, A., F. T. Fernández, A. Sribman, y P. A. Castillo (Coords.), Acción colectiva, movilización y resistencias en el Siglo XXI (Vol.1, pp. 155-168). Betiko Fundazioa. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7853725
María Gabriela Morales
Argentina. Magister en Intervención e Investigación Psicosocial por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y candidata al doctorado en Estudios de Género por la misma casa de estudios. Actualmente es docente e investigadora en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y becaria doctoral en el Instituto de Humanidades (IDH) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Líneas de investigación: género, sexualidades, afectividades, educación sexual integral, feminismos, derechos sexuales con mujeres y juventudes.
Correo electrónico: gabriela.morales@unc.edu.ar
1 Los pañuelazos se desarrollaron en todo el país y consistieron en concentraciones en puntos neurálgicos de diferentes ciudades donde se alzaban los pañuelos verdes para demostrar la fuerza de los feminismos a favor de la legalización del aborto. En general, los pañuelazos eran acompañados con acciones públicas como lecturas de documentos, música en vivo y variedad de expresiones artísticas (Tomasini y Morales, 2024, p. 81).
2 A partir del trabajo de investigación se publicaron resultados parciales que abordan diversos tópicos, como la participación juvenil en protestas callejeras y manifestaciones públicas (Morales et al. 2022) los marcos de interpretación juveniles alrededor situaciones de violencia de género en la escuela en el retorno a clases, luego de la pandemia y las estrategias y dispositivos implementados por la organización estudiantil (Morales, 2023; Tomasini y Morales, 2022), la educación sexual integral (ESI) como derecho, herramienta de formación y transformación, y el ámbito escolar como espacio de politización feminista (Tomasini y Morales, 2024).
3 La Federación de Estudiantes Secundarios es una organización de centros de estudiantes de la ciudad de Córdoba creada en 2015, su objetivo es representar a los estudiantes, defender sus derechos y promover la participación social y política.
4 La Unión de Estudiantes Secundarios es una organización estudiantil que data de los años setenta, de la que participan también egresados de la escuela secundaria. Tiene alcance provincial y trabajan en la promoción de la participación social y política de jóvenes.
5 Sigla que en español refiere a Feminista Radical Trans Excluyente.
6 Se refiere a una ilustración que circuló durante la convocatoria a la primera marcha de Ni Una Menos
7 Sigla que designa al dispositivo intrauterino, un método anticonceptivo.
8 En el lenguaje coloquial argentino se utiliza minas para referirse a mujeres.
Bellas artes | Fotografía de: María Isabel López Juárez.