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vesco, la historia reconstruye la cronología de las noticias desde el 8 de
agosto de 1949, en que Érika salió de su casa, hasta el 14, cuando muere y
le avisan a la Fénix. Ésta da una conferencia de prensa sobre su empleada;
sin embargo, no esclarece nada acerca del crimen. Después, la cartografía
narrativa diseña pistas sobre el móvil del asesinato, nos desplaza hasta
El Navío, bar en el que Érika estuvo la última noche, antes de llegar al
motel, con Mimí García.
Samuel y Jaime, amigos cercanos de la poeta, aparecen en el esce-
nario como personajes fundamentales en la reconstrucción de la historia.
A través de los apuntes y recuerdos de Samuel se sugiere un posible
suicidio por sobredosis, que luego descartamos en el juego narrativo.
Jaime es quien recibe el informe médico, quien nos muestra fragmentos
del diario de Érika en donde se habla del deseo, la soledad, su amor por
Úrsula Fariano. Nos comparte el sentido erótico del diario ¿ficticio?,
¿real?, ¿construido por Quezada? Los tiempos y verdades de la ficción
opalescen en las referencias a la realidad. Se abre la necesidad de revisar
el contexto lleno de crímenes de odio, al que ya Monsiváis aludía en sus
ensayos sobre diversidad sexual y cultura mexicana del siglo XX. Así, el
aparente suicidio empieza a tomar otros tintes cuando nos enteramos de
que Jaime proporciona información secreta a Samuel. Con esto surge la
idea de un feminicidio y se desvela, por parte de los medios de comuni-
cación, la construcción de una historia que denigra a la poeta, como lo
muestra la nota del diario Cultura.
Quezada introduce en su novela estrategias propias de la entrevista,
del diario, notas de prensa, la biografía novelada, la historia ficcionalizada,
etcétera. Ensambla voces de todo tipo y en todas direcciones: los editores,
la madre, la jefa Fénix, las vecinas, los parientes, compañeros de trabajo,
las amigas. Anota opiniones encontradas de quienes apreciaban a Érika,
otros que la valoraban como poeta, pero también da voz a los temerosos
del qué dirán, a quienes se mantuvieron al margen de la tragedia y el
escándalo:
Era demasiado liberal/ Murió desangrada/ Yo sólo pido justi-
cia/ no tomaba drogas/ era bien cumplida/ No la conozco/ A veces no
traía ni para un café/ Investigar por el morbo/ Mi querida Érika, me
llegó a pagar el cuarto de hotel/ Murió solita en el Hospital Juárez/
Nadie supo que era la poeta/ Era editorialista muy atrevida/ Que se