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Pero me estoy desviando del tema principal, que es cómo me
quité el reloj biológico. Como ya lo comenté, no investigué sobre el
tema, sólo utilicé un estetoscopio que era de mi padre. Sí, mi padre era
médico, y aclaro que yo no tengo conocimientos médicos; me guie por
mi intuición, puse ese aparato en diferentes partes del cuerpo y busqué
un sonido parecido al de un reloj. Cuando lo puse cerca del ombligo es-
cuché un tic-tac muy fuerte, traté de meter los dedos en mi ombligo para
sacar lo que yo creí que era mi reloj biológico. No pude. Así que puse el
aparato cerca de mi vagina, ya que pensé que, si el reloj biológico tenía
que ver con tener o no un hijo, entoncespodría encontrarlo ahí. Lo hice
y ¡eureka!, el sonido era más fuerte, metí mis manos hasta encontrarlo y
arranqué el reloj biológico.
Imaginé que saldría sangre y que me dolería, por eso lo hice en la
tina del baño, y tenía marcado en mi celular el número 911 para hacer la
llamada por si necesitaba una ambulancia, pero no, parecía que mi reloj
biológico también quería salir.
Ustedes se preguntarán cómo sé que lo extirpado era el reloj
biológico. Lo sé porque ya no sonaba un tic-tac dentro de mí, ahora sólo
oía un bum-bum, lo cual implicaba que sí me había arrancado el reloj
biológico y no el corazón.
Es difícil describir mi reloj biológico, creo que nunca había visto
algo así.
Y lo que me preocupaba no era cómo se veía, sino qué haría con él.
Enterrarlo no era una opción porque no quería darle a la tierra otro reloj
biológico; tampoco podía tirarlo al mar porque no es un basurero y no
sabía si volvería a utilizarlo; entonces, decidí ponerlo en un vaso con agua.
Ese día no noté algo inusual en mí por haberme sacado el reloj bio-
lógico; sin embargo, tenía que asegurarme de que todo estuviera bien.Me
hice un chequeo médico general, sin decir por qué me lo hacía, el cual
salió bien. Incluso fui con mi ginecóloga, a quien le pedí que me hiciera
un ultrasonido y encontró todo normal; pero me miraba y me miraba
como queriendo preguntar algo. No se atrevió. Lo mismo me pasó con
mi madre, me miraba como tratando de descifrar algo, tampoco lo hizo.
Pasaron los días, las semanas, los meses, las estaciones del año, hasta
llegar a mi cumpleaños, y yo no veía nada raro o nuevo en mí; seguían