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Semblanza
Francisco Palacios Olmos
Yoloxóchitl Palacios Olmos
E
ra… el gozo de conversaciones amenas, casi sobre cualquier clase
de tema, nunca poco interesantes y casi siempre cerradas en puntos
suspensivos… que dejaba abierta la invitación para un nuevo encuentro,
pues el tiempo marcaba su paso
Era… el hoy poco usual talento del uso correcto de la palabra, para
describir, discernir o sencillamente para colorear el tema de conversación,
que construía vínculos familiares y de amistad sin distinción de cultos,
géneros o ideologías, compartiendo generosamente sus conocimientos,
sus reflexiones… su simple y franco entender
Era… la sencillez y el sabor ameno de un entrañable encuentro
personal, sin distinción de niveles culturales e incluso, sin distinción de
edades; acompañado de un café, o un chocolate (su bebida favorita) y
un cigarro.
Era… la siempre cálida y directa mirada, ya fuera con un ceño
poco fruncido o una sonrisa franca producto del chistorete espontáneo
con que solía animar la relación.
Era… amante de la música, bailador por afición, dibujante por
excelencia y pintor por añadidura; era Francisco Palacios Olmos (Paco
Palacios, para todos los que lo conocimos), portador sin jactancia de espe-
ciales talentos que lo distinguieron como artista colimense extraordinario.
Nació en la ciudad de Colima un 30 de octubre de 1968. Estudió
la licenciatura de diseño gráfico en la Universidad La Salle, en León
Guanajuato, ciudad que consideró su segunda casa. Realizó diversas obras
artísticas en dibujo, pintura y grabado; con maestría en las técnicas del
GénEroos
Volumen 1/número 1/marzo-agosto de 2023/ pp. 375-376
eISSN 2992-7862
DOI: RevGenEr.2023.1.15
CC BY-NC-SA 4.0
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grafito, el óleo, el aerógrafo y el diseño digital; merecedor de distincio-
nes y reconocimientos. Sus principales atributos resaltaron a partir de
su relación con el prójimo, pues su trato cálido, en concordancia con el
uso amable de la palabra, reflejaba un pensamiento abierto y respetuoso
de las diferencias individuales de quienes interactuaban con él. Hombre
sencillo, amable y de paz; se distinguió por celebrar la vida y a la persona,
características que dejó plasmadas en su obra, muchas veces representada
en la figura humana desnuda y de mirada cálida, que en mi lego entender
interpreto como libre de atavíos y superficialidades; cabezas abiertas de las
que surgen ramas fuertes y vigorosas que eran su homenaje a la naturaleza
creativa y pensante de la persona en constante reflexión y transformación.
Paco Palacios, en tu relativo y corto paso por la vida, tu huella no se
circunscribe a tu obra material; sino que trasciende en una obra humana,
que portaste en tu trato con el prójimo, en tu percepción del mundo y en
tu fe razonada. ¡Que Dios te bendiga!