Reseña
Asalto al poder.
La violencia política
organizada y las
ciencias sociales
1
Rafael Laloth Jiménez
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora,
Ciudad de México, México
lalothrafael@gmail.com
E
duardo González Calleja es profe-
sor titular de la Universidad Carlos
III de Madrid, especialista en la teoría e
historia de la violencia política, temática
desarrollada en su libro Asalto al poder.
La violencia política organizada y las
ciencias sociales. La obra presenta un
esbozo general sobre las tipologías de
las violencias organizadas a través del
análisis de los siguientes elementos:
a) factores internos y externos de los
grupos en pugna, b) elementos estruc-
turales y coyunturales de los conictos,
c) estrategias desempeñadas por orga-
nizaciones que disputan el poder. Todo
con el n de dar cuenta de las motiva-
ciones, el desarrollo y las consecuencias
del uso de la fuerza con nes políticos.
1 González, E. (2017). Asalto al poder. La violencia política organizada y las ciencias so-
ciales. Siglo XXI de España Editores, 506 pp. ISBN: 978-84-323-1846-7.
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 247-252
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El autor fundamenta su estudio a partir de una serie de reexiones y
categorías analíticas de diversos pensadores clásicos y contemporáneos
de la Sociología, la Política y la Historia. Asimismo, integra trabajos
que exploran el fenómeno de la violencia política, así como tratados
político-militares redactados por militantes y organizaciones subversiv-
as. Además, aborda la complejidad de la violencia política mediante el
análisis de diversos procesos históricos transnacionales. Entre los autores
mencionados destacan guras como Thomas Hobbes, Nicolás Maquiave-
lo, Karl Marx, Émile Durkheim, Hannah Arendt, Eric Hobsbawm, Julio
Aróstegui, Anthony Oberschall, Lenin, Mao Tse-tung, Ernesto Che Gue-
vara, Carlos Marighella, entre otros.
A partir de ello, González Calleja entiende a la violencia política como,
el empleo consciente (aunque no siempre deliberado o premeditado), o
la amenaza del uso, de la fuerza física por parte de individuos, entidades,
grupos sociales o partidos que buscan el control de los espacios de poder
político, la manipulación de las decisiones en todas o parte de las instan-
cias de gobierno y, en última instancia, la conquista, la conservación o
la reforma del Estado. (2017, p. 85)
La manera como es entendida la violencia política en Asalto al poder da
cuenta de los procesos por los cuales atraviesan los grupos en conicto
–tanto el Estado como grupos ajenos a él– y cómo es ejercida dicha vio-
lencia –la cual está condicionada a una serie de circunstancias culturales,
políticas e históricas– en la búsqueda por conservar o alcanzar el poder.
En la introducción de la obra, el autor reexiona sobre un conjunto de
tipologías respecto a la violencia. Éstas pueden ser clasicadas a partir de
sus nes, objetivos, medios, participantes, extensión, intensidad, formas
y organización. Dicha clasicación es una antesala de lo que analiza a
profundidad en los siguientes apartados de la obra, para dar cuenta de
cómo, por qué y para qué los actores sociales ejercen la violencia política
de forma organizada.
En el primer capítulo, “La denición, caracterización y análisis de la
violencia desde el punto de vista de las ciencias sociales, el autor hace
un esfuerzo por denir lo que es la violencia a partir de su caracterización,
historicidad y por la forma en cómo ha sido abordada desde la Política, la
Sociología y la Historia. En este sentido, González Calleja (p. 28) seña-
la que la violencia es un fenómeno presente en diversos ámbitos de la
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vida, “ha ejercido sobre el hombre una fascinación fuera de lo común. Ha
sido, es y seguirá siendo un elemento esencial de nuestras diversiones, de
nuestras relaciones sociales o de nuestras instituciones […] en las modas
estéticas o en la vida económica, política y religiosa”.
Además, puntualiza que ésta tiene implicaciones axiológicas, lo que
ha generado amplios debates sobre su ejercicio al ser considerada un acto
transgresor. Su atribución moral o inmoral depende de la intencionalidad
que los actores le otorguen a su práctica. Cuando se le asigna una inten-
cionalidad política, sus nes giran en torno a una serie de objetivos par-
ticulares, como lo pueden ser alcanzar la libertad o imponer una tiranía,
lo que le otorga un carácter legítimo o ilegítimo según sea el caso. Con
esta idea, González Calleja insiste en que la violencia no debe pensarse
únicamente como un fenómeno “anómico, excepcional o patológico de la
vida social” (p. 69), sino analizarse como un comportamiento que obe-
dece a una serie de motivaciones, que sigue un conjunto de reglas para su
desarrollo y que persigue nes determinados.
En el segundo capítulo titulado “‘Bellum omnium contra omnes’. Una
reexión general sobre el empleo deliberado de la fuerza en los conictos
políticos”, se analizan los nes de la violencia política. González Calleja
(p. 76), piensa en la violencia como una práctica “inherente a la acción
política” presente en el estado de guerra y en el estado político; de ella
depende que se garantice la paz social, ayuda a trascender de un estado de
naturaleza al desarrollo de una ley natural para la conservación de la vida
y es una técnica que para Maquiavelo permite obtener obediencia.
Autores contemporáneos como Julio Aróstegui, Anthony Oberschall,
Paul Wilkinson y Harold Nieburg, han categorizado a la violencia políti-
ca; no obstante, el autor de Asalto al poder considera que estas categorías
llevan consigo una fuerte carga moral que impide dar una explicación
sociológica del fenómeno. Tras un amplio diálogo con dichos autores,
González Calleja llega a la conclusión de que la violencia política no tiene
un n en sí misma, sino que es una violencia racional que busca
el control o el reordenamiento de espacios de poder político, la manip-
ulación de las decisiones en todas o parte de las instancias del gobierno
[…] la conquista, la conservación o la reforma del Estado [con el n de
provocar] un debate [que] estimule una toma de posición de los distintos
actores […] en torno a la administración y el reparto del poder. (p. 87)
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En el capítulo tres, “En las tinieblas de brumario. Cuatro siglos de reexión
política sobre el golpe de Estado”, hay una reexión general sobre cómo se
ha abordado el fenómeno del golpe de Estado en los últimos cuatro siglos.
El autor considera que las Ciencias Sociales han interpretado a los golpes
de Estado como un fenómeno conservador, de intervención militar, carente
de explicaciones que den cuenta de su desarrollo, ejecución y consecuen-
cias, por lo que propone “desentrañar los logros y las limitaciones de los
estudios que, a lo largo del tiempo, han tratado de analizar su origen, sus
etapas, sus protagonistas y sus repercusiones en la comunidad política”
(pp. 110 y 136).
Se observa que la percepción sobre dicho fenómeno ha cambiado en
la historia. Si bien, sus nes han sido la conquista o la redistribución del
poder político, su percepción moral y legítima se ha transformado. Desde
una perspectiva maquiavélica, su ejercicio se justicaba “como una man-
ifestación excepcional de la razón de Estado” (p. 132). Con el liberalismo
en el siglo XIX, el golpe de Estado se concebía como un recurso extraor-
dinario en los conictos entre los poderes institucionales. En el siglo XX,
se normalizó su ejercicio en situaciones de inseguridad jurídico-política
en naciones de “modernización problemática”.
En los Estados modernos, el golpe de Estado se considera contrario
a los valores democráticos y a la voluntad del pueblo, razón por la cual
persiste un vacío en cuanto a su conceptualización que cuenta de la
complejidad del mismo, pero el propio González Calleja hace un intento
por categorizarlo.
En el cuarto capítulo, “El terrorismo. Un ensayo de denición e inter-
pretación, el autor hace un balance sobre las deniciones en torno al terroris-
mo, situándose en dos ideas: la primera, como una forma de guerra que debe
de ser abordada desde una perspectiva político-militar, la segunda, una acción
criminal que se debe pensar desde una mirada jurídica-penal. Históricamente,
el término se vinculaba al “terror de Estado”. Maquiavelo lo considera como
“la principal estratagema política de los dirigentes que tratan de establecer un
nuevo régimen de gobierno” (p. 142). Designó el terror en la política como
sinónimo de miedo, una práctica recurrente en los regímenes despóticos. En
la moderna democracia durante la Revolución Francesa el terror fue emplea-
do con nes democráticos. De este modo, González Calleja (p. 144) entiende
al terrorismo de Estado como “el uso arbitrario por los órganos de la autori-
dad política, de la coerción severa contra individuos o grupos, de la amenaza
creíble de su uso, o de la exterminación arbitraria de los mismos”.
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Fue hasta el siglo XIX que el terrorismo se desvinculó del terror estatal
siendo ejercido por grupos insurgentes en la búsqueda por transgredir
el poder político del Estado. Esta estrategia no obedece a una ideología
política en concreto; ha sido empleada por grupos de izquierda y de dere-
cha. González Calleja (p. 54) señala que “los terroristas son conscientes
de que nunca podrán vencer al Estado en una confrontación directa” pero
pueden generar un impacto psicológico para cambiar su comportamiento
político y alcanzar sus nes.
Es en el capítulo cinco, “La violencia insurgente. Teorías de la guerrilla
rural y urbana”, donde el autor se interesa por comprender la estrategia de
la guerra de guerrillas ejercida por organizaciones insurgentes. Señala que
es un fenómeno previo o la secuela de una guerra civil o una revolución
y se recurre a ella ante la debilidad de un grupo armado, por lo que no es
decisiva en un conicto militar pero impulsa las condiciones político-mil-
itares de una organización subversiva. Su objetivo estratégico es “reducir
el potencial político y coactivo del régimen existente” (p. 199) hasta que
la organización guerrillera logre constituir un ejército regular que tenga
la capacidad de derrotar al ejército enemigo y al gobierno para conquistar
el poder. Es una estrategia que posibilitó tanto el triunfo como el fracaso
en las guerras revolucionarias del siglo XX. Actualmente, la guerrilla está
en una situación incierta, por lo que ha sido sustituida por el terrorismo
revolucionario.
La guerra civil no ha tenido un análisis teórico tan amplio a diferencia
de otras formas de violencia política, por lo que el autor la analiza en
el capítulo seis, “La problemática de la guerra civil según las Ciencias
Sociales”. Señala que las Ciencias Sociales no habían mostrado interés
por este tipo de violencia sino hasta nales del siglo XX. En su estu-
dio, las guerras civiles se han considerado consecuencia de guerras inter-
estatales, revoluciones, guerras de independencia o por confrontaciones
político-ideológicas. El autor considera que el estudio de la guerra civil
debe ser relacional y no estructural, centrándose en la acción colectiva, la
estructura de oportunidades, la movilización de recursos y los conictos
en torno a valores. Para González Calleja (p. 356) la guerra civil “no rad-
ica en sus manifestaciones violentas […] sino en su carácter de conicto
político a gran escala, de lucha en máximo grado para conservar o con-
quistar el poder de un Estado”.
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Por su parte, el capítulo siete, que lleva por título “La represión estatal
como proceso de violencia política”, aborda el ejercicio de la represión
del Estado en el contexto de los conictos políticos. Se plantea que el
Estado debe ser analizado empleando la misma metodología utilizada
para comprender a los grupos que se oponen a él. La represión estatal
se presenta como una forma de acción reguladora ejercida por los gobi-
ernos para debilitar la resistencia de aquellos que desafían las relaciones
de poder existentes. No se limita a la violencia física, sino que abarca
una amplia gama de acciones como el control social y la imposición de
normas y valores.
La represión no es exclusiva del poder estatal, también puede ser ejer-
cida por otros actores o grupos en defensa de un determinado orden social
o político. Estos grupos de conicto realizan acciones represivas en nom-
bre de ese orden cuando la autoridad estatal no es capaz o está impedida
de hacerlo. La legitimación de un régimen varía según los intereses y
principios ideológicos de cada individuo o grupo. Cuanto más acepta-
da sea la autoridad del Estado por parte de la población, menor será la
necesidad de ejercer la coerción contra las minorías opuestas al sistema.
Sin embargo, si la mayoría considera ilegítima la represión, esto puede
agudizar las actitudes disidentes y dar lugar al surgimiento de grupos de
protesta.
Se puede concluir que el trabajo de González Calleja resulta novedoso
respecto a otros textos que abordan el fenómeno de la violencia política.
Si bien, otros autores, como Charles Tilly, Donatella Della Porta, Jean-
Claude Chesnais, Ariel Merari, Peter Calvert, Ted R. Gurr, Harry Eck-
stein, Tanter R. y Midlarsky –por mencionar algunos–, han contribuido
de manera signicativa al estudio de la violencia política, sus trabajos se
concentran en ser más descriptivos que analíticos. En cambio, González
Calleja presenta una obra mucho más analítica otorgando una visión am-
plia y detallada de las tipologías de violencia política organizada. Con
ello, hay un aporte profundo para la comprensión de los diferentes as-
pectos involucrados en el uso de la fuerza con nes políticos. Asalto al
poder emplea la reexión teórica con el análisis histórico, sociológico y
político, lo que constituye una contribución signicativa al estudio de la
violencia política organizada.
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