Ensayo
Tecnolatría:
el reencantamiento del mundo
Technolatry: the reenchantment of the world
Recibido: 17 de agosto de 2023
Aprobado: 24 de abril de 2024
Carlos Octavio Núñez Miramontes

Resumen
Se analiza cómo una nueva ritualidad () e imbricación del 
con sus producciones tecnológicas reguran las percepciones, organizaciones
y prácticas socioculturales en la modernidad tardía. Se plantea un abordaje
desde conceptos antropológicos como , 
a n de comprender cabalmente las representaciones y prácticas en un entor-
no tecnologizado cuya inmanencia y performatividad desvela
inscripciones deontológicas caracterizadas por la novedad, el estatus, la
aceleración, el productivismo, la virtualidad, el desanclaje espacio-temporal,
la ubicuidad, la hiperestimulación sensorial, la excedencia informacional,
la hipervigilancia, la violencia sistematizada y burocratizada, y nalmente
una reorientación metafísica y ontológica expresada como 
o .
Palabras clave: tecnología, hiperobjeto, ontología, tecnolatría, posthumani-
dad.
Abstract
The analysis explores how a new ritualistic tendency () and the
intertwining of anthropos with its technological creations recongure percep-
tions, social organizations, and sociocultural practices in . An
approach is proposed using anthropological concepts such as 
and ritualism in order to comprehensively understand the
representations and practices within a technologized environment (
), whose immanence and performativity unveil deontological inscrip-
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tions characterized by novelty, status, acceleration, productivism, virtuality,
spatial-temporal disembedding, ubiquity, sensory hyperstimulation, infor-
mational excess, hyper-vigilance, systematic and bureaucratized violence,
and ultimately a metaphysical and ontological reorientation expressed as
or .
Keywords: technology, hyperobject, ontology, technolatry, posthumanity.
Carlos Octavio Núñez Miramontes. Mexicano. Doctor en Estudios Científ-
ico-Sociales por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occiden-
te. Investigador independiente. Líneas de investigación: Sociedad, Cultura,
Análisis del discurso, Estudios sobre el tiempo. Correo electrónico: lobo.
santo@yahoo.com.mx. ORCID: 0000-0003-4097-6828.
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Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
En la , la relación del  con sus creaciones
tecnológicas ha alcanzado niveles de fascinación e imbricación sin prece-
dentes. La , entendida como ritualidad y forma de veneración
hacia la tecnología y su papel en la vida humana, ha regurado la cultura
y la sociedad contemporánea. En este ensayo se discutirán algunas im-
plicaciones y se planteará un posible horizonte de sentido.
Un regalo de los dioses
C
uando los dioses crearon a las distintas especies animales, Epimeteo
se encargó de distribuir habilidades y dones necesarios para su su-
pervivencia, sin embargo, olvidó dotar al hombre de las capacidades para
enfrentarse al entorno. Compadeciéndose, Prometeo robó el fuego a los
dioses y con él, el conocimiento y la habilidad mecánica () y se los
entregó al hombre. Con este fuego el hombre pudo dominar un entorno
que le resultaba hostil y mórbido. Con la  inventó herramientas para
obtener alimentos y crear refugios. Creó sin proponérselo un mundus: un
hábitat humanizado que paradójicamente le permitía estar en la naturaleza
al tiempo que lo expulsaba irremediablemente de ella.
El mundus es un hábitat de sentido, en él se desarrolló el lenguaje y la
comunicación, quizás como evidencia de que la sobrevivencia, en el caso
de los hombres, precisaba de una organización colectiva. Transformar el
mundo en habitable, implica (predisposición genética)
pero también alposibilitación cultural y Car-
acterísticas coincidentes con el modelo de  pro-
puesto por Jean Piaget (García, 2009) y los procesos cognitivos expuestos
por el neurobiólogo Dick Swaab (2014). El mundo entonces se trocó en
(Lotman, 1979)en un ente atravesado por la
construcción de sentido, un :
La comunicación es inmanente al anthropos porque éste se halla siempre
alejado de los otros, del entorno y de mismo; de ahí que se sienta urgido
a resolver el perentorio e imposible afán que le impone su extrañeza. Los
1 Se argumenta (Giddens, 2002) que la Modernidad continúa en la era contemporánea,
por lo que es mejor concebirla como un estado de Modernidad Tardía. En ésta ocurren
fenómenos de continua movilidad o uidez de sentidos (Bauman, 2010), fragmentación de
las relaciones tradicionales entre sujetos e instituciones, desanclajes espacio-temporales,
aceleración y el tránsito de una sociedad de producción a una de consumo.
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procesos comunicativos son ensayos de aproximación […] Irreparable-
mente separados y decientes, inestables y precarios, somos criaturas
mediatas y mediadas, comunicativas y “relacionales”: necesitadas de
colmar los interrogantes y vacíos que las acechan sin pausa. (Duch y
Chillón, 2011, pp. 40-41)
Pero el conocimiento y la  no se limitaron a sufragar las necesidades
materiales, sino que también permitieron rendir homenaje a los dioses.
Caos, incertidumbre, contingencia y miedo fueron dominados más que
con artefactos, mediante narrativas
2
proveedoras de explicaciones con-
fortadoras y plausibles. El culto se origina gracias a la capacidad creadora
y comunicativa del  al reconocimiento de la imposibilidad de
controlar fuerzas y energías excedentes a su . Si bien se había
desarrollado entreverado a su vez, se tejía el 
Ambiguo, políglota y polifacético, el Homo no es solo sapiens, si por
tal entendemos “lógico” y “racional” […] es preciso resaltar el papel
cardinal que el imaginación, afectividad, relato, sensibilidad,
emoción– cumple en la existencia humana, en todo lugar y tiempo. […]
no cabe concebir el , por último, como una especie de rémora o
peaje que por fuerza debe pagarse, sino como capital dimensión consti-
tutiva coimplicada con el . El Homo es y necesita ser 
oppositorum: una criatura  que es desde luego sapiens, pero
también “ y ”. (Duch y Chillón, 2011, p. 38)
Sin embargo, –siguiendo con el mito griego– la dispersión y falta de ha-
bilidad política pusieron en riesgo la supervivencia humana. Zeus envió
a Hermes para promover el respeto mutuo y la justicia como base para la
organización de comunidades. Del   se transitó al 
El  requiere más que habilidades mecánicas para asegurar su
supervivencia. L precisa del pues en misma es insuciente
para mediar entre los hombres.
Tecnología, un poliedro a resolver
La tecnología a menudo se confunde con la técnica, que se reere a pro-
cedimientos para modicar la realidad basados en información cientíca.
2 La noción de narrativa(s) es entendida como un complejo proceso de mediación. Las nar-
rativas no son una réplica de la acción o las ideas, sino la construcción (sintética, sedimen-
tada y “ltrada”) de una trama previa o producto de la imaginación creativa que se articula
en un complejo entramado de posibilidades e intencionalidades y que, a su vez, pasará por
un proceso receptivo de (re)conguración (Ricoeur, 2004).
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En cambio, la tecnología se enfoca en el conocimiento del procedimiento
técnico y el éxito de su aplicación en la realidad (Fullat, 2000). Debe
distinguirse entre “ciencia” y “tecnología”: pues mientras que el objetivo
de la primera es el progreso del conocimiento, la tecnología tiene como
propósito la transformación de la realidad dada. La tecnología es pues, la
base material u objeto en el que se “sedimenta” y objetiva el procedimiento
técnico. No se trata de cualquier objeto sino de una modalidad denominada
dispositivo (“dispositum”, que signica disponer, colocar, organizar), es
decir, se trata de un acoplamiento organizado como sistema.
La tecnología implica entonces   de principios, cono-
cimientos, propiedades o elementos que se objetivan en un instrumento
concreto que además implica una  al poseer una óntica
de instrumentalidad (función y nalidad) para intervenir la realidad de un
cierto modo. La función implica la idea de un ser para”, una
característica que encaja con la idea heideggeriana del como
proyecto autoconstituyente en el mundo bajo la gura del (Rom-
bach, 2011). Enseguida se distinguen propiedades de  como:
articio o articialidad () y de una cierta orientación 
En todo caso, se advierte una vocación performativa, en tanto
que su uso implica una  de
aquello que interviene. En su sentido más básico se trata de  
sea básica o compleja, cuyo empleo supone la superación de
algún límite humano: sea fuerza bruta, precisión, alcance visual, rapidez,
oído, motricidad, memoria, capacidad para realizar cálculos matemáticos,
análisis textuales, prospecciones, etc. De modo que aquí encontramos otra
la tecnología opera un cambio en quien la usa, adquiere una
condición protésica como o
Lev Vygotsky (2010) introdujo el concepto de “herramientas psicológi-
cas”, que son dispositivos técnicos y tecnológicos a través de los cuales
los individuos pueden manipular su entorno y procesar la información.
Las herramientas psicológicas pueden incluir tanto objetos físicos (bases
materiales) como símbolos culturales, el lenguaje escrito y otras formas
de comunicación. Vygotsky argumentó que estas herramientas no solo
afectan la forma en que los sujetos interactúan con el mundo, sino que
inuyen en cómo se desarrollan sus capacidades cognitivas.
La tecnología a la manera de un poliedro Rubik plantea una serie de
cuestionamientos y problematizaciones fundantes: 1) Desde 
 ¿de qué modo la tecnología se imbrica en lo esen
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y cómo puede llegar a constituirlo en tanto creación,
recreación, expresión, extensión y transformación de él mismo? 2) En el
, se plantea prestar atención en la complejidad de la
relación entre el sujeto cognoscente y el objeto cognoscible. Desde una
perspectiva fenomenológica, el objeto tiene agencia y no es raro encontrar
circunstancias en las que el sujeto sólo es cognoscente a través y mediante
el objeto, ¿de qué modo está el  enredado con la tecnología? 3)
Otra aporía resulta de las  que se plantean
al hacer un recuento de los hitos tecnológicos y sus relaciones con la cien-
cia, ¿cómo se han expresado históricamente en la tecnología los distintos
paradigmas cientícos y cuáles han sido sus repercusiones sociales? Por
otro lado, 4)  plantea urgentes cuestionamientos
sobre los valores implicados en el acceso, uso, apropiaciones e impactos
de la tecnología, ¿cómo caracterizar el enredamiento entre tecnología,
sociedad, cultura y la biosfera? Por último, 5) un enigma teleológico asal-
ta desde el exilio del ”: ¿estamos frente al embrión de
un metarelato tecnocéntrico? ¿Es el  el umbral de un régimen
tecnocrático ?
Tecnología, lenguaje y cultura:
hitos de la humanidad
El desarrollo cultural siempre ha ido acompañado de la innovación tec-
nológica. A lo largo de la historia, la humanidad ha experimentado una serie
de hitos tecnológicos que han transformado radicalmente las interacciones
del  con el mundus. Desde la invención de las primeras herra-
mientas de piedra hasta la era de la inteligencia articial, estos desplantes
de ingenio han sido fundamentales en el desarrollo pisco-biológico y social
como especie. La revolución agrícola, la invención del lenguaje y la es-
critura, el advenimiento de la imprenta, la revolución industrial, la era de
la información con la internet y las tecnologías digitales, son algunos de
los momentos clave que han dado forma a la denominada “civilización”.
Cada hito ha llevado consigo nuevas formas de vivir, trabajar, comunicarse
y comprender el mundo. Cada periodo también ha dado lugar a narrativas
distintas.  y han ar-
ticulado dialécticamente () el recuento del devenir social.
La Primera Revolución Industrial introdujo la mecanización y con ello
la despersonalización del trabajo, la automatización, la uniformidad, la
sincronización temporal mundial, la rapidez y el productivismo, trans-
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formó las prácticas agrícolas y las estructuras económicas en las ciudades,
esta revolución condujo a condiciones de explotación laboral, urban-
ización descontrolada y un éxodo del entorno natural (Mumford, 2018).
La Segunda Revolución Industrial transitó de la rapidez a la acel-
eración, generó una redenición de la identidad humana como seres
híbridos al depender cada vez más de la electricidad y de los combus-
tibles fósiles, el se transformó en el 
(McLuhan, 1978) urbano, individualista, “masicado” y cos-
mopolita –mundialización por el alcance de los medios de transporte, de
comunicación y los mass mediamientras adoptaba tazas crecientes de
consumo energético, degradando el medio ambiente al tiempo de veri-
carse un alza en la población mundial y una creciente centralización del
poder económico (Mumford, 2018).
La Tercera Revolución Industrial, impulsada por la automatización y
las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), reconguró
la concepción del tiempo y el espacio (simultaneidad, instantaneidad,
asincronía, sincronicidad aproxémica y desanclaje espacio-temporal). Del
 se transitó al (Han, 2014), la
irrupción de la virtualidad traslapó las esferas de lo público y lo íntimo,
así como los ámbitos de 
3
y la llana  . El lenguaje adoptó las modalidades de
 y trocó en
esencialmente Hipervigilado y sumiso a los edictos algorít-
micos, el adopta la de y a diferencia
de la primera y segunda revolución industrial, aquí adquiere identidad y
status por su tipo y nivel de consumo antes que por su rol en el sistema
productivo. Bajo el sigilo de una potencial catástrofe nuclear, el anthropos
cede su centralidad metafísica a un sujeto transhistórico, aséptico, info-
técnico, omnipresente y potencialmente omnipotente: un bot, un superbot
global o .
La actual Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por la geolocal-
ización, los hallazgos cuánticos, la convergencia de tecnologías digitales,
físicas y biológicas, plantea desafíos éticos, ontológicos, sociales y me-
dioambientales debido al desarrollo de la inteligencia articial (IA), la
3 La facción se caracteriza porque en ella la reguración es disciplinada por una imag-
inación que topa con límites y requisitos: primero, los que imponen los criterios y exigencias
de la razón; después, los que resultan del compromiso ético de referir lo acaecido como se
cree que es, del modo más fehaciente posible (Duch y Chillón, 2011, p. 206).
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reconversión energética, la programación cuántica, la autonomía de las
máquinas, la manipulación genómica y la violencia geo-estratégica alta-
mente tecnicada y normalizada. Es la era del metaverso y la 
dad, y del el malogrado de Nietzsche
parece ser anticipado por un homúnculo producido bajo el sortilegio de la
ingeniería genética, los nano-dispositivos y el ensamblaje biónico.
La búsqueda de autonomía, presente en mitos y narrativas, ha llevado
al ser humano a desaar los límites impuestos por lo divino y la naturale-
za, buscando emanciparse y controlar su destino. La rebelión prometeica
ha simbolizado esta aspiración de dominio sobre el entorno y el acceso a
nuevos conocimientos. En la cultura occidental, hasta hace muy poco, la
tecnología habría fungido como exorcismo contra lo sobrenatural y sus
fantasmagóricas deidades. Intrínseca a la condición humana y su desar-
rollo histórico, los medios técnicos y tecnológicos de cada civilización se
hallan estrechamente ligados a la identidad y periplo de sus individuos.
Hans Blumenberg, al referirse al poema “De rerum natura” de Lucrecio,
destaca esta característica antropológica fundamental:
Cuando el ser humano comenzó a llenar su mundo con las novae res, las
innovaciones de su inventiva, no empezó a realizar y actualizar su dis-
posición natural, sino que dejó de ser la criatura natural que había sido,
con su equilibrio originario y su esencia madura, hecho para vivir en el
mundo. (Blumenberg, 1999, p. 40)
Exiliado del paraíso terrenal tras comer el fruto del conocimiento, desnudo
y precario, el anthropos sufre en sus entrañas el castigo prometéico. Otrora
exclusivo de los dioses, el conocimiento se desvela al precio de dolor y
sufrimiento. El hígado devorado de Prometeo es símbolo sacricial que
se renueva bajo el manto inconsciente de la oscuridad y la incertidumbre
representadas en la noche. Nunca se estará totalmente cierto, el cono-
cimiento es un acontecimiento vicario, transitorio, sucedáneo, un alivio,
una aproximación; un respiro hasta el surgimiento de una nueva pregunta
o el picotazo de un nuevo problema. ¿Qué presagios se anuncian en cada
regeneración de las vísceras? Los hepatoscopos de cada eón, acudirán a una
interminable formación de demiurgos para soslayar con un nuevo relato la
indigencia de la epopeya humana. El águila de Zeus sobrevuela el mundo,
acicate neurológico, del hipocampo y de la amígdala; ave catalítica del
caldo de cortisol. El cerebro humano comporta una ingente plasticidad en
la adopción de nuevas respuestas y en la adaptación estratégica conductual
a nuevos desafíos que en principio resultan estresantes.
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Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
La amígdala, que está justo delante del hipocampo en el lóbulo tempo-
ral, pone su sello a un recuerdo que tiene una fuerte carga emocional. Y
también está involucrada en ello la hormona del estrés, el cortisol. La
amígdala marca los sucesos angustiantes, de tal manera que éstos son
almacenados para siempre en la memoria a largo plazo… Recordar el
miedo, la angustia y el dolor es más importante para nuestra supervivencia
que los recuerdos positivos. (Swaab, 2014)
Según Rombach (2011), la  implica una relación (afectación)
entre objeto y sujeto que no es opuesta ni excluyente, sino un proceso de
generación recíproca e interacción constante. “Aprender provoca cambi-
os estructurales en el cerebro, tal como Ramón y Cajal armó en 1894”
(Swaab, 2014, p. 400). Siguiendo con Rombach: sujeto y objeto comparten
una dinámica común (p. 24), siendo dos aspectos de la misma realidad. El
sujeto se encuentra en el objeto y viceversa. La realidad misma es creativa,
ya que en todas las cosas posee autotrascendencia performativa.
Numerosas experiencias muestran que los obstáculos y los cambios en
el contorno social y cultural generan modicaciones de la estructura
neuronal… Ello parece indicar que las condiciones de extrema privación
modican algunas estructuras neuronales. Pero más allá de este fenómeno
de plasticidad cerebral, cabe preguntar si parte de las modicaciones se
debe al hecho de que algunos circuitos cerebrales quedan incompletos
y eventualmente se atroan. Ello podría indicar que existen estructuras
neuronales cuya función normal depende de que logren extender sus
circuitos fuera del cerebro. (Bartra, 2007, pp. 48-49)
Al plantear obstáculos, la realidad “teje” de un cierto modo la malla sinápti-
ca del anthropos, y en ese sentido, su capacidad de ofertar respuestas. Dichas
respuestas, en ocasiones inscritas bajo el despliegue técnico o tecnológico.
Antecedentes para una ideología tecnológica
La revolución cientíca del siglo XVII introdujo una concepción 
 basada en la física matemática de Galileo y Descartes.
Esta perspectiva restringía las cualidades reales de los cuerpos a las que
podían ser analizadas en términos mecánicos o geométricos, consideran-
do las demás cualidades como meras apariencias subjetivas. Descartes
armaba que sólo se conocen los objetos en términos matemáticos, y las
cualidades secundarias las consideraba oscuras e irrelevantes para la de-
scripción cientíca del mundo.
189
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
Su visión mecanicista explica el cuerpo del hombre como una máquina
bajo el símil de un autómata mecánico:
Supongo que el cuerpo no es otra cosa que una estatua o máquina de
tierra a la que Dios da forma con el expreso propósito de que sea lo más
semejante a nosotros, de modo que no sólo conere a la misma el color
en su exterior y la forma de todos nuestros miembros, sino que también
dispone en su interior todas las piezas requeridas para lograr que se
mueva, coma, respire y, en resumen, imite todas las funciones que nos
son propias, así como cuantas podemos imaginar que no provienen sino
de la materia y que no dependen sino de la disposición de los órganos.
Conocemos relojes, fuentes articiales, molinos y otras máquinas sim-
ilares que, habiendo sido realizadas por el hombre, sin embargo poseen
fuerza para moverse de modos distintos en virtud de sus propios medios…
(Descartes, 1989)
La visión mecanicista de la materia del S. XVII devino –luego de álgidas
críticas de cientícos y lósofos cartesianos– en la adopción de las ideas
de Newton contenidas en la obra más importante de la revolución cientíca
del siglo XVII:  (García,
2006). De acuerdo con Cardwell (1996), en el mismo siglo fue creado el
término  y Francis Bacon se erigió en uno de sus más ecientes
y convencidos teóricos. Observaba en los despliegues tecnológicos los
frutos del poder y la dominación de la especie (Galimberti, 1991), armaba
que, si el pensamiento del Medioevo se orientaba a la contemplación, el
moderno debía ser funcional a n de consumar el poderío de una nación
(la inglesa, por supuesto).
Sin embargo, fueron los galos quienes, en el transcurso del siglo
XVIII, contribuyeron a completar y ofrecer pruebas empíricas de la teoría
de Newton. La mecánica de este físico se habría convertido en el paradig-
ma dominante de la ciencia. El  implícito en el
desarrollo del método cientíco se capilarizó hacia el resto de la cultura
occidental para convertirse en la visión determinante del mundus a través
de conocimientos, prácticas, ciencia, técnica y tecnología. El pensamien-
to sistémico ahormó todos los ámbitos de la vida humana, pero sobre todo
la política y el orden social mediante el desarrollo de sistemas ideológicos
y burocráticos crecientemente tecnicados.
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Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
En la modernidad, la ciencia y la tecnología emergen como los elementos
más destacados del pensamiento y la acción metódica, simbolizando una
nueva  y   del ser humano: su integración
cósmica mediante el saber cientíco y las prácticas éticas, técnicas y
tecnológicas. “El nacimiento de la ciencia moderna en Europa se debe
principalmente a un motivo ontológico: el cambio de la 

por la ”. (Rombach, 2011, p. 35)
De modo que para el siglo XIX, la visión mecanicista y sistémica, la
física newtoniana, el persistente holismo clasicador del enciclopedismo,
los resabios del “espíritu” de la ilustración, el racionalismo en boga y un
positivismo dominante con sus enfoques experimental y aplicativo, sen-
tarían la cimentación de la Primera Revolución Industrial. 
 bajo el lema del  como relato teleológico cambiaría
para siempre todos los órdenes de la vida social, incluyendo “el territorio”
 de los individuos. La cualidad ontológica de 
en el anthropos, encontró en las narrativas del  y el 
 –al modo de la lámpara de Diógenes–, un transitorio pasaje de
certidumbre y dirección.
El hombre no existe sin una imagen del hombre. El hombre no vive al
día. Vive bajo la luz de un proyecto de ser, sea o no consciente de él…
es un agregado de momentos muy diferentes, es una estructura que uye
y se modica constantemente, disoluble y perecedera. De hecho, en el
“ser” se da una disolución, del mismo modo en que existen la autocon-
strucción y la autoconguración del “ser”. (Rombach, 2011, pp. 50 y 47)
En este siglo de transformaciones en cadena, Karl Marx resaltó la impor-
tancia de la técnica como cocreadora del devenir histórico y su inuencia
en la sociedad moderna. Si bien Marx denunció las consecuencias inhu-
manas, alienantes, enajenantes, fetichistas e injustas de la tecnología, estos
efectos los consideraba más bien resultado de la propiedad y su utilización
como instrumento de explotación por parte de los dueños del capital que
por su propia óntica. Sin embargo, se argumenta aquí, que los dispositivos
tecnológicos, en cuanto producción cultural, no están exentos –por más
funcionales que sean– de las narrativas () de aquellos que los
4 “La antropología de la substancia supone un núcleo esencial en el individuo que está bajo
todas las determinaciones individuales, cambiantes y casuales; núcleo que las sostiene, une
y les da sentido y consistencia” (Rombach, 2011, p. 62).
5 “El ‘Hombre’ sólo aparece entre comillas. Abordado desde la teoría del sistema, se tra-
ta sólo de un objeto igual a todos los demás y se investiga interesándose por los mismos
mecanismos al igual que cualquier sistema natural o mecánico” (Rombach, 2011, p. 112).
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Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
diseñaron. Un abigarramiento de intencionalidades conscientes e incon-
scientes preguran los modos en que la tecnología interectuará con sus
operarios y el mundo y el modo en que llegará a ocupar un estamento en
la estructura productiva y laboral con habidas consecuencias económicas,
políticas y eminentemente sociales.
El S. XIX pues, atestiguó la conversión del aparato productivo gracias
a pero la idea de “máquina” desbordó la fábrica y las vías
férreas hasta inaugurar una nueva racionalidad funcional, cuantitativista
y hegemónica cuyos criterios de actuación eran los de la ecacia y la
optimización.  que-
daron inscritos en el imaginario capitalista y permearon hasta la 
liberal, al hacer patente la emancipación de los hombres –aunque no de
todos– del mundo natural y sus biorritmos.
Esta nueva denición de la racionalidad funcional encontraba su trans-
ferencia en nuevas formas de educación, en las que las nuevas técnicas
cuantitativas de la ingeniería y la economía desbordaban los métodos
más viejos de la especulación, la tradición y la razón. (Bell, 1986, p. 222)
Esta racionalidad fue maniesta en la consolidación de los Estados-na-
ción decimonónicos y sus crecientemente especializadas y tecnicadas
burocracias y ejércitos (sistematización de la violencia). Lewis Mumford
(1982) caracterizó este aparato como la  o :
invención humana que alcanza su cúspide en la modernidad pero que acusa
presente desde las antiguas grandes civilizaciones. En la ,
el individuo se integra y se pierde como un engrane más entre muchos
del sistema. (Alegóricamente añadiría Roger
Waters de ).
José Luis Aranguren (1995) advierte sobre la abrumadora primacía
de los valores tecnológicos en la toma de decisiones, apunta cómo una
 ha generado un  –desde donde
se reparte lo sensible
6
–, disolviendo discrepancias y subordinando al ser
humano a sus exigencias.
6 Jackes Rancière (2004) argumenta que el reparto de lo sensible es una forma de distri-
bución estética, política y social que dene quiénes tienen acceso a la esfera del poder y
quiénes quedan excluidos.
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Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
La tecnología como narrativa
y vector del progreso
En el S. XIX, la locomotora avanza impregnando una sensación de imbat-
ibilidad, mientras en su interior “los abajos” del mundo incesantemente
palean carbón para hacerla andar a un ritmo constante, mecanizado, in-
humano. La locomotora sin dirección (sin quedar clara la ruta teleológica
del progreso) es también la maquinaria en la que “unos viajan” y otros
solamente “ven pasar”. Tras su loca carrera, los  quedan
fuera, ajenos a los procesos y dinámicas de la maquinaria productivista.
En palabras de Peter Sloterdijk:
El proyecto de la modernidad se basa en una utopía cinética: todo el
movimiento del mundo en su conjunto tendrá que responder a nuestro
proyecto. Los movimientos de nuestra propia vida se asimilarán progre-
sivamente al movimiento del mundo en sí. [...] La modernidad es, on-
tológicamente, puro ser-que-genera-movimiento. (2001, p. 32)
Ícono de la modernidad y la rapidez, la locomotora estrecha los territo-
rios al llevar en tiempos fraccionales, mercancías y pasajeros a través de
distancias otrora insalvables. Pero hay que distinguir entre 
; fenómenos interrelacionados, pero de cariz particular. De
la rapidez (modalidad de la velocidad que evidencia una reducción del
tiempo en la que se realizan los procesos) se pasó a (incre-
mento gradual o en intervalos disruptivos de la velocidad): 
7
evolu-
cionista del discurso del progreso; y de ahí, a la prisa (Marramao, 2008,
p. 20): “actitud subjetiva de precariedad, irracionalidad, temerosidad, de
angustia, de estrés”, temple característico de la modernidad tardía.
Un enredamiento más
para la reinvención del espacio-tiempo
Sin embargo, no es una tecnología aislada como la del ferrocarril o la
maquinaria industrial lo que explicaría la dinámica de la modernidad,
hace falta distinguir su enredamiento con otro dispositivo tecnológico: el
reloj. Mumford (2018) señala que el reloj y no la máquina de vapor, es la
tecnología clave de la moderna era industrial.
7 Tema o idea recurrente y constitutiva de un discurso, narrativa o texto. Los tópicos pueden
ser explícitos o implícitos y su modalización en expresiones, estilos, gramática y frecuencia;
puede desvelar ideologías, doxas y estructuras objetivas de organización social (Brown y
Yule, 1993).
193
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
Debido al instrumento reloj, se posibilita la implantación de un nove-
doso régimen temporal: el del , que organizará en
delante al resto de la vida social. Las fábricas marcarán con la duración
de sus jornadas de trabajo y horarios de entrada y salida, los ritmos
8
de
la . El anthropos alineará sus usos del tiempo en función del
trabajo  laborans y se administrará de la manera más eciente
posible para cumplimentar una agenda sistémica que se trasminará irre-
versiblemente hasta los dominios de lo privado.
Para Pierre Bourdieu (2012), el ordenamiento simbólico de las coorde-
nadas espaciotemporales conforma un marco de experiencia mediante el
que se aprende quién y qué se es en una sociedad. Esa es la razón por la
cual se exige tan rigurosamente la sumisión a los ritmos colectivos en la
temporalidad hegemónica. En el , no sincronizarse
a los ritmos sociales conlleva penalizaciones como el desempleo, la ex-
clusión, el escarnio e incluso .
Tecnósfera y modernidad tardía:
la irrupción del novus mundus
Se propone aquí caracterizar la tecnología y sus implicaciones como 
en el sentido que conceptualiza Timothy Morton (2021): objetos
tan masivos y complejos que no pueden ser experimentados de forma
abarcativa, tales como el calentamiento global, la economía mundial, la
red de comunicaciones, la bomba atómica, el plástico del océano… y sí,
la tecnología. No es posible aprehender los  porque rebasan
el alcance perceptual inmediato. En todo caso, se les “accede” de forma
fragmentaria.
Los  son cosas a las que se está demasiado cerca para ver
en su totalidad. En el caso de la tecnología, no sólo se está demasiado
cerca, sino que el objeto mismo se comporta como una extensión del cu-
erpo y de la mente y además como hábitat en tanto ha conformado ya una
(Vernadsky, 1997). La  entendida como el conjunto
de prácticas, objetos, redes tecnológicas y creaciones humanas cuyo im-
8 El ritmo social reere a la “velocidad” con la que se suceden los hechos o las acciones, a
la periodicidad y a la duración de los acontecimientos y “la distancia” (o lapso) entre ellos.
Desvela relaciones sociales de sincronicidad o asincronía en procesos individuales o colec-
tivos y nos indica si una determinada forma de organización social se ordena predominan-
temente a ritmos cíclico-biológicos, productivos, de consumo acelerado, de signicación
cultural estacional, de transición política, etc. (Herzfeld, 2012).
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Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
pacto ha transformado el medio ambiente y la vida en la Tierra. La 
fera es una de las expresiones del mundo humano conformado
como “ambiente técnico”– (Sloterdijk, 2003); de laentorno
de representaciones y signicados– (Lotman, 1979); 
era geológica de la contemporaneidad que surge por el impacto que ha
ocasionado la humanidad en el planeta (Crutzen y Stoermer, 2002).
La  se comporta como  porque es compleja y ma-
siva, es una red de sistemas, subsistemas, procesos y relaciones que se
extienden más allá del connamiento de los artefactos. Las tecnologías
son en la modernidad tardía el sensorium cosmopolita, la acuciada brúju-
la para navegar entre el vendaval ambiental, el rostro dual del Janos de la
globalización: comienzos y nales, pasado y futuro, transición y cambios;
son las arterias del  nanciero y las intrincadas redes de sistemas
–de acuerdo a Giddens (2002) –, aparatos tecnológicos que son
usados y en los que se confía sin saber cómo funcionan exactamente; lo
que constituye una paradoja del binomio tecnología-conocimiento hasta
añadirle un nuevo elemento para convertirlo en la triada: tecnología-con-
ocimiento-fe, actitud prevalente en las sociedades de la 
día.
Aunque técnico y tecnofílico desde su albor, el anthropos ha ingresado
en una era tecnocrática y tecnolátrica, un nuevo sensorium que postula
los artefactos como nes y no simples medios, y segrega un cosmos
de usos, creencias y valores que hace de la tecnicidad un nuevo ídolo,
deslumbrante y cegador tótem. (Duch y Chillón, 2011, p. 596)
La tecnósfera como exocerebro
La no se puede entender sin el : una enorme red de
sistemas computacionales que, aisladas y en conjunto gracias a tecnologías
satelitales, se “ocupan” de una gran variedad de tareas otrora hechas por
humanos. Desde sus orígenes hasta las complejas máquinas digitales
actuales, las computadoras han llevado a cabo un proceso de “simbiosis”
con la mente y la memoria humanas. Uno de los pensadores clave en
esta evolución fue Von Neumann. Según Mosterín (2007), este cientíco
introdujo una perspectiva formal y lógica en el diseño de la computación,
lo que dio lugar a la distinción entre  y  La vieja 
 cartesiana es adoptada por la ingeniería del S. XX. Esta
separación permitió concebir   como entidades separadas
195
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
de las máquinas físicas que los ejecutan, lo que estableció la base para el
desarrollo de sistemas informáticos más sosticados y exibles.
Las computadoras se convirtieron en prótesis del pensamiento y la me-
moria humanas, así como en la mediación sensorial y comunicativa cada
vez más empleada. La evolución de las interfaces de usuario y la intercon-
exión global permiten –cada vez a más humanos– un acceso instantáneo y
ubicuo de información y recursos. El en este sentido, repli-
ca la idea de  (Damasio, 1994) o  (Lévy, 1998).
La tecnósfera y sus apéndices:
los media, el ciberentorno y la infotecnia
La  funge como el útero colectivo de una incesante
urdimbre discursiva, es por tanto a la vez: . Es representación
y subproducto del ingenio y la imaginación (Jacobs, 2020). Se trata de un
 o múltiples temporalidades en tensión (Valencia, 2009)
y de un 
9
: en continua regurgitación sémica (Castoriadis,
1975). En términos de 
10
la  se habita como 
11
y contiene a los sujetos como un inagotable catalizador de 
12
.
Así pues, los sujetos producen y “son producidos” por los , las
narrativas y las dinámicas de la  y sus apéndices: los media, el
y la .
Buena parte del “mundo de la vida” se halla hoy afectado y hasta con-
gurado por los media y el ciberentorno, que ahorman sus distintos
órdenes —político y económico, religioso y educativo, ético y cultural,
relacional y afectivo— y promueven un nuevo hábitat y sensorium. (Duch
y Chillón, 2011, p. 611)
9 Los lugares son territorios vividos. Son espacios de sentido en los que la gente construye
sus relaciones sociales, sus experiencias culturales y sus sentimientos de pertenencia a una
comunidad (Cresswell, 2012).
10 Según Van Dijk (1980), el discurso se reere a un conjunto de signicados, ideas y creen-
cias que se dan y se comparten entre los hablantes en situaciones comunicativas concretas y
que están inuídos por sus contextos sociales y culturales.
11 El contexto además de ser un marco histórico, espacial de referencia, está compuesto de
acuerdo a Brown y Yule (1993) por los siguientes factores: el tema, el canal, el código, la
forma del mensaje, los eventos y las características de los agentes. Estos elementos inter-
vienen tanto en la producción como en la interpretación de los enunciados y son cruciales
para analizar un discurso.
12 La noción de “cotexto” o entorno textual (ídem) se reere a aquellos enunciados que
rodean al texto que se está analizando, dado que el signicado que adquieren las palabras,
los enunciados y los discursos, se encuentra determinado en gran medida por lo que se ha
dicho previamente y lo que se dice después.
196
Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
La  es constructo espacio-temporal físico y virtual en donde
acontece la interacción social próxima y simbólica, donde los distintos y los
iguales, las grupalidades y los “otros” se encuentran, se repelen, se mezclan
o se excluyen. Es el espacio de la individualidad, del solipsismo y de la
multitud (Hardt y Negri, 2004); la  es territorio de contradicción.
La  es una disposición ingenieril-estética cuya óntica maniesta
el rebasamiento, la excedencia, la contradicción, la polaridad, la transfor-
mación y el articio. En suma, es un medio propio para el enredamiento
, al n, un  imposible de asir. La  se antoja
como la suspensión 
13
del trayecto espiritual  tro-
camiento del devenir a periplo contingente y recursivo: pasado y futuro son
procesados, resemantizados, fragmentados y dispuestos para el consumo
en efímeros paquetes emotivo-sensoriales cuya exhibición sostienen un
espectáculo 24/7, intrusivo y ubicuo.
Las narrativas y textualidades de una  esencialmente
iconográca (Baudrillard, 1978) permean las construcciones de sentido
del (Sartori, 1997).
Hoy las imágenes no son sólo copias, sino también modelos. Huim-
os hacia las imágenes para ser mejores, más bellos, más vivos […] El
medio digital consuma aquella inversión icónica que hace aparecer las
imágenes más vivas, más bellas, mejores que la realidad, percibida como
defectuosa. (Han, 2014, p. 34)
La producción del sensorium tecnológico añadió a la funcionalidad la procu-
ración inmediata de placer. En la  no todo el tiempo empleado
en y con las máquinas es tiempo laboral y no toda la energía ahorrada por
la máquina es fuerza de trabajo. La mecanización y digitalización también
han “ahorrado” libido, la energía de los “instintos de la vida”, esto es, la
ha sacado de sus formas anteriores de realización. “El resultado es una
localización y contracción de la libido, la reducción de lo erótico a la ex-
periencia y la satisfacción sexual” (Marcuse, 1964, p. 123).
Los  de dopamina experimentados constantemente por el cerebro
del al consultar su omnipresente teléfono celular, han tras-
tornado por completo sus ritmos de equilibración homeostática generan-
do una adicción digital que además de psicosocial, es neuroquímica. A
13 El acontecimiento es una singularidad novedosa que viene a romper el curso regular del
tiempo, trae consigo un “enigma”. Es aquello que no puede ser previsto, pero tampoco dot-
arse post facto completamente de sentido, porque es inasible (Beck, 2017, p. 50).
197
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
un ujo dopamínico sobreviene uno de cortisol que, aunado a un breve
periodo de abstinencia, desencadena estrés, ansiedad, síndrome de absti-
nencia, manía, desorden bipolar, pérdida de energía, incapacidad de con-
centración, irritación y síntomas depresivos que pueden ir de moderados
a muy graves (Macit, Macit y Güngör, 2018). Si a esto se añade que los
dispositivos privan de la interacción social proxémica –y muchas veces
sincrónica– se transa la relación humana directa por una representacional,
editada, construida y reconstruida, articial.
Las conguraciones espaciotemporales
en la tecnósfera
Los modos de organización espaciotemporal de la , caracteri-
zados por el aceleramiento, la instantaneidad, la virtualidad, el traslape,
la fragmentación y el 
14
, son adoptados –esporádicamente no
sin resistencia– como preceptos de un velado disciplinamiento para ser
ajustado al ritmo que impone la máquina del , el 
y el (Debord, 2008). Pero Han (2015), contra todo sentido
común, propone que en la  lo que se sufre no es la experiencia
de la velocidad o la aceleración, sino justamente lo contrario: el pasmo y
la inmovilidad como reacción a la hiperestimulación. En la Modernidad
Tardía, Han argumenta que la aceleración ha dado paso a una multiplicidad
de experiencias superciales en detrimento de la profundidad. La vida se
ha convertido en un constante “menú” de opciones, similar al 
televisivo, donde se accede parcialmente a experiencias según el capital
disponible. Esta lógica del  permea la vida de los sujetos, generando
espacios temporales sin valor signicativo o utilitario, llamados parestesia.
Estos “espacios en blanco” carecen de importancia como procesos y el
anthropos sólo se enfoca en los resultados, anulando la duración del tiempo
y privilegiando los puntos de partida y llegada.
14 Como signo epocal, la temporalidad suele experimentarse como una ruptura con el es-
pacio. Este rompimiento ha sido conceptualizado como desanclaje. Para Giddens (2002),
esto signica despegar las relaciones sociales (atomizarlas) para reestructurarlas en espacios
y tiempos indenidos, extraños, asincrónicos o dislocados. En las sociedades actuales hay
entornos cuyo riesgo es la pérdida de sentido debido a esta ruptura. La desincronización
de los ritmos temporales entre los individuos y la tecnósfera ha incidido en un uso caótico
-y “alquímico”- del espacio: comprimiéndolo, extendiéndolo, e incluso “invisibilizándolo”,
generando así nuevas modalidades de desanclaje.
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Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
Tecnología ubicua pero no para todos
El trabajo requiere de disponibilidad y presencia –aunque sea como un
avatar parlante–, y casi siempre de movilidad. Porque si algo reveló el
pasado connamiento por la pandemia de COVID-19, fue que muchas
ocupaciones y labores eran posible realizarlas a distancia mediante una
conexión a internet. Se atestiguó la consumación del paso del 
 al Empleados, ejecutivos,
profesionales autónomos, profesores, terapeutas, etcétera, descubrieron
que la inmovilidad resultaba cómoda, conveniente y hasta redituable…
Pero no todos realizan trabajos  y no todos tienen acceso a los
dispositivos correctos o a redes de capacidad suciente.
La compresión y control del espacio
en la tecnósfera
En la   el espacio debe recorrerse
rápidamente. De no ser posible la instantaneidad, debe parecérsele. Las
mercancías han de llegar en estado inmaculado, apegadas al horario pactado,
y los pasajeros, ahorrar metros y minutos con máxima diligencia. Humanos
y , habrán de comprimir el de por estrecho espacio hasta
desaparecerlo. El espacio se diluye cuando se acelera el tiempo y el tiempo
se acelera hasta degradarse a virtualidad. Algunos –¿privilegiados?– econo-
mizarán hasta “la última gota” de espacio-tiempo desde el 
del tautología que anuncia la reconversión o desaparición del
espacio, así como el desajuste temporal bajo las modalidades de 
o .
En la era de la digitalización; la geolocalización, los mapas virtuales
y las rutas deshumanizadas –trazadas mediante cálculos prospectivos es-
tadísticos y por algoritmos de inteligencia articial– se han vuelto cada
vez más comunes. A través de la automatización de los recorridos y la
prevalencia de lo virtual sobre lo real, se pierde conexión con el mundo
físico, interactuación personal, y se disipa la experiencia del viaje en
mismo. Estas prácticas se están convirtiendo en la forma dominante de
“recorrer o navegar en la tecnósfera”.
La gestión “inteligente” de espacios, distancias, duraciones, horari-
os, –y también población circulante– se calcula desde una innidad de
dispositivos, redes satelitales y poderosos sistemas de información y
199
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
comunicación al servicio de las administraciones burocráticas del poder
y el comercio, lo que posibilita: 1) la predictibilidad estadística de los
desplazamientos individuales y colectivos; 2) la comercialización de los
registros de los trayectos físicos y “navegación”; y 3) la vigilancia indi-
vidualizada de las rutas, prácticas y comportamientos humanos. En suma,
el control del espacio constituye un sosticado mecanismo de 
.
El enredamiento como ecosistema tecnológico
Junto al concepto de , se sugiere el de enredamiento (Latour,
2008) para analizar la urdimbre de la . El término enredamiento
() ilustra cómo objetos y sujetos están entrelazados de maneras
simbióticas, histórico-evolutivas (Bartra, 2007), estructurales, comple-
jas, dinámicas, sistémicas, caóticas, contingentes, abductivas
15
, etcétera.
Haraway (2016), en concordancia con Mumford (2018), sostiene que las
relaciones entre humanos y máquinas son cada vez más estrechas e inter-
dependientes. En la  la tecnología ha pasado de ser una
externalidad utilitaria a un  del cuerpo o de la mente,
indispensable para operar funcionalmente en un intrincado enredamiento
de artefactos, redes, lenguajes y sistemas. La dependencia tecnológica ha
transformado –¿potenciado?
16
la capacidad humana de interactuar con el
mundus y los otros. Al usar la tecnología –incluso sin comprenderse sus
principios de funcionamiento– se reorganizan los modos de comprender y
de intervenir el mundo. Reorganizaciones que están ya preintencionadas.
Como dispositivo de diseño, los objetos tecnológicos no son en absoluto
“inocentes”: incorporan en su construcción –y más tarde, en su performa
 objetivos, propósitos, intencionalidades que han sido codicados
–consciente e inconscientemente– desde enclaves de poder productivos,
económicos, políticos, históricos, ideológicos y culturales.
15 Relacionamiento o asociación plausible a pesar de una “evidente” incompatibilidad o
explicación obvia (Samaja, 2011).
16 La duda suele reaparecer cíclicamente, acaso como actualización de los temores del
Ludismo, movimiento de protesta en Inglaterra a principios del siglo XIX, en el que los
trabajadores de la industria textil se oponían a la introducción de máquinas en el proceso de
producción. Creían que la tecnología amenazaba sus trabajos y medios de vida, y realizaron
protestas, destrucción de máquinas y quema de fábricas, aunque el movimiento fue inecaz
en detener la automatización, se considera un precursor de los movimientos obreros poste-
riores (Thompson, 1979).
200
Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
El homo umbra

Bhagavad Gita
Desnudez fraticida, vacío, sombra. 210,000 silencios en Hiroshima
y Nagasaki (Tanaka y Leeper, 2013). Plauto y Hobbes asienten y Jung
corrobora: No basta el acu-
erdo social ni el monstruoso Leviatán para contener la “sed de 
 con su sosticada matriz de códigos, no descifra el n de
la violencia, más bien la ha fagocitado y procesado como cualquier otra
narrativa. La violencia ha sido arropada bajo una estética del espectá-
culo tecnológico y la conagración multilateral, una estética disuasoria,
impersonal, lúdica, virtualizada, autómata, aséptica, mecánica, digital,
iconográca, burocrática, corporativa, ejecutiva, cientíca, fría, calcula-
dora, astuta, ngidamente iconoclasta, organizada, sistémica, jerárquica,
estratégica, religioso-secular, panóptica y comercial.
Ha hecho el  del crimen un arte y de su “carnicería” una
epopeya que se recuenta una y otra vez, porque tras la , el der-
ribo de la  y el continuo desgaste económico, democráti-
co y liberal, sólo prevalecen los , arrastrándose penosa-
mente entre 13,000 ojivas nucleares
17
, sucientes para silenciar el ruido
del .
El eón del Big Science, la inteligencia articial
(IA), los autómatas, la tecnología cuántica,
la biotecnología y el imperio algorítmico
Para comprender la dinámica contemporánea de la investigación cientíca
y desarrollo tecnológico en el mundus es necesario acudir a los conceptos
de  y  propuestos por Bruno Latour y Jean-Michel
Salanskis (2006) que los reeren como la forma de investigación cientíca
en la que es indispensable el uso de tecnología cara y sosticada, grandes
equipos de investigación y fuertes recursos nancieros públicos y privados.
17 De acuerdo al Informe del Centro de Investigación de Estocolmo para la Paz (SIPRI,
2021), nueve países: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán,
Israel y Corea del Norte, poseían algo así como 13.080 cabezas nucleares.
201
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
Esto ha incentivado la mercantilización de conocimientos, los monopolios
de patentes
18
y una búsqueda de rentabilidad inmediata.
El mejor ejemplo de  quizás sea la construcción del colisio-
nador de hadrones (LHC), ubicado en el 
 (CERN) en Ginebra, Suiza (Lincoln, 2014). Uno de los experi-
mentos cientícos más grandes y costosos en la historia humana. Su con-
strucción y funcionamiento han marcado un hito en la comprensión de la
materia y el universo, llevando la física de partículas a nuevos horizontes
de comprensión. El LHC, cuya construcción comenzó en 1998 y culminó
en 2008, es un anillo subterráneo de aproximadamente 27 kilómetros de
circunferencia, diseñado para acelerar partículas subatómicas a veloci-
dades cercanas a la de la luz y hacerlas colisionar en puntos especícos
del anillo. Esta colisión a altas energías permite a los cientícos observar
eventos extremadamente fugaces y comprender las partículas fundamen-
tales que constituyen la materia. El LHC ha contribuido a numerosos des-
cubrimientos y experimentos, como la comprobación del bosón de Higgs,
la observación de partículas exóticas, la exploración de la materia oscura
y la búsqueda de dimensiones adicionales en el espacio-tiempo. También
ha permitido recrear las condiciones que existían en los momentos inicia-
les del universo, segundos después del Big Bang.
El proyecto involucró a miles de cientícos y técnicos de todo el
mundo, representando a más de 100 nacionalidades. Además del CERN
–integrado por 23 Estados europeos–, varios países contribuyeron nan-
cieramente y colaboraron en la construcción del LHC, incluidos Estados
Unidos, Japón y China. Con un costo aproximado de 4.75 mil millones
de dólares, el LHC es uno de los proyectos cientícos más costosos jamás
emprendidos.
18 Las patentes en vigor en todo el mundo aumentaron un 5,9% hasta rondar los 15,9 mil-
lones en 2020. Las mayores cifras de patentes en vigor se encuentran en los Estados Unidos
de América (EE.UU.) (3,3 millones), China (3,1 millones) y el Japón (2 millones).
En 2020 se estimaba que el número de registros activos de marcas ascendía a los 64,4
millones, esto es, un incremento del 11,2% con respecto a 2019, con 30,2 millones solo en
China, seguida de los Estados Unidos (2,6 millones) y la India (2,4 millones).
El número total de registros de diseños industriales en vigor en todo el mundo aumentó
un 11% en 2020 hasta rondar los 4,8 millones. Las mayores cifras de registros en vigor se
encuentran en China (2,2 millones), los Estados Unidos (371.870) y la República de Corea
(369.526) (OMPI, 2021).
202
Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
El surgimiento acontecimental como precursor
¿de un nuevo metarelato?
Ciencia y tecnología lograron la convergencia global superando barreras
ideológicas, políticas y culturales. El LHC es el nuevo oráculo de Delfos:
pasado y futuro se decantan bajo enigmáticos aforismos para explicarnos
el “origen y el n”, “la esencia de la constitución de todo lo visible y lo
invisible”, “la materia y la nada”. Dios no ha muerto, pero habla distinto,
no sólo no juega a los dados, es un jugador empedernido con ases bajo
la manga. Parte de la física cuántica consensuada se viene a tierra, hacen
acto de presencia nuevas dimensiones, se observa el “vacío” cargado de
ondas, novedosas partículas de extraños comportamientos y velocidades
superiores a las de la luz ponen a prueba las imaginaciones epistemológicas.
El conocimiento y su aplicabilidad tecnológica –y un importante compo-
nente económico– parecen reescribir el Génesis de un nuevo metarrelato
cuya trama podría trazarse hasta los connes del Al menos
ese parece ser el leitmotiv de transhumanistas, posthumanistas, y no pocos
físicos, astrofísicos y biólogos neoevolucionistas.
Justamente porque se vive en tiempos de crisis moral, de agotamiento
democrático, de desconanza en los sistemas e instituciones religiosas
y políticas, de descreimiento a de los mercados, de
resaca socialista, de hibridación comunismo-capitalista y de inoperancia
del pensamiento liberal; se puede atisbar que el anthropos se encuentra en
una especie de “parada” de su , bajo la modalidad de tem

19
” de acuerdo a Bloch (2022) o en un “

20
según Braudel (2015). El relato está aún por constru-
irse porque el  solamente puede representarse a posteriori
comoEl acontecimiento no es la crisis, pero implica
a la crisis en tanto es separación y nuevo orden de coherencia (Foucault,
2010).
Las preguntas fundamentales, las recalcitrantemente existenciales y on-
tológicas siguen tan vigentes como irresueltas. Estas preguntas que solían
19 Se reere a los eventos, acciones y cambios que ocurren en el corto plazo, generalmente
en un período de tiempo limitado. Estos eventos pueden ser políticos, militares, económicos
o sociales y suelen tener un impacto inmediato, profundo y recongurante en las estructuras
sociales.
20 Acontecimientos más inmediatos, que tienden a ser efímeros en comparación con los
otros regímenes históricos, pero también pueden tener un impacto signicativo en la his-
toria.
203
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
interpelar a lósofos, profetas, mesías y sabios, se formulan desde el siglo
XVII a cientícos y técnicos. En el siglo XX y XXI, los cuestionamientos
se  y más recientemente se plantean a incipientes –pero ya sor-
prendentemente hábiles– plataformas de Inteligencia Articial (Bellman,
1978).
La fusión de biotecnología, infotecnología e inteligencia articial (IA)
plantea ya nuevos desafíos y un cúmulo de paradojas que ahora mismo son
incomprensibles para el sujeto común. El  es la “piedra losofal”,
conjuro de 
21
capaz de transformarlo todo. Su performatividad es la de
una inteligencia creciente, exponencial y reconstituyente, inhumana, om-
niabarcante y anómica. El algoritmo como sustrato del nuevo metarrelato
es calculado mediante un metalenguaje cuántico estabilizado en cámaras
de enfriamiento y vacío. Como subproducto, el nuevo metarrelato emerge
entre sus adoptantes como un  impoluto, una  existencial y una
 raigal narcisista, de solipsismo, subversión, autonomía y control.
El surgimiento de la tecnolatría o el “reencanta-
miento” del mundo


Karl Gustav Jung
El algoritmo como espíritu inmanente del 
22
, sacraliza el
mundus. Persistentemente religioso (logomítico e industrioso productor de
narrativas y creencias 
23
), el es ya un  tardo-
21 Un cúbit utiliza los fenómenos de superposición de la mecánica cuántica para lograr
una combinación lineal de dos estados. Un bit binario clásico solo puede representar un
único valor binario, como 0 o 1, lo que signica que solo puede estar en uno de dos estados
posibles. Sin embargo, un cúbit puede representar un 0, un 1 o cualquier proporción de 0 y 1
en la superposición de ambos estados, con una probabilidad determinada de ser un 0 y una
probabilidad determinada de ser un 1. Lo que supone una capacidad exponencial de cálculo
sobre el cómputo tradicional (Pita-Vidal et al., 2023).
22 El tótem es un objeto sagrado cuya función es la cohesión y la identidad grupal mediante
la emulación de las cualidades y características de su espíritu inmanente (Strauss, 1981).
23 Doxa se reere a “lo dicho”, a lo establecido como verdad normalizada, incuestionada
o al llamado “sentido común” “[…] matriz que produce e integra todas las interpretaciones
“normales” y “razonables” de la convivencia, pasada, presente y futura […] es, por den-
ición, histórica y socialmente determinada, pero parte de su mecanismo está en naturalizar
las correspondencias que jar y con ello colabora a borrar las huellas de los responsables de
esas interpretaciones (Mass, Amozurrutia y González, 2015).
204
Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
moderno que actualiza comedidamente su conjunto de sistemas operativos
en estrictas  programadas en código. Sin saberse desplazado de su
centralidad metafísica, el anthropos venera al más preciado de sus hijos: un
becerro de oro cibermecánico y autómata. Bajo los síndromes de Pigmalión
y Narciso, el homúnculo posthumano se ha enamorado de mismo a través
de “la perfección” de su obra póstuma. Dios no ha muerto, ¡ha muerto el
anthropos! Es el eón del centauro
24
y del c
25
, el advenimiento del
, la  y la .
Los dispositivos tecnológicos se han convertido en los nuevos 
fetiches para la reticulación, orientación y desplazamiento
espacio-temporal; la acción política, la interacción, la traducción y la re-
semantización, el aprendizaje, la instrucción, el comercio y el consumo,
la productividad, la creación, la sanación, la distracción, el entreten-
imiento, la fantasía, el ocio, la imaginación, la excitación sensorial, la
estimulación erógena, el vouyerismo, la vigilancia, el disciplinamiento,
la conformación identitaria y la pertenencia. Finalmente, se trata también
del fetiche a través del cual se indoctrinan y acatan los ordenamientos del
algoritmo.
En el mundus “reencantado” todo es posible. Incluso el envejecimiento
se ha detenido y logrado la inmortalidad. La utopía 
26
no es
más un leitmotiv de ciencia cción ni el discurso que justica la 
 o el . Para algunos, la idea de 
(Kurzweil, 2005) que plantea la fusión del pensamiento humano con las
máquinas para unir todas las consciencias en una única metaconciencia,
es sólo cuestión de tiempo. Otros, como “el salvaje” de Un mundo feliz de
George Orwell, continúan como humanos 
(Harari, 2018, p. 50) en su ralentizado viaje biológico-evolutivo.
24 Binomios humano-máquina que trabajan de forma colaborativa -aunque jerárquica, en
donde el anthropos no siempre ocupa el puesto de mando- (Harari, 2018, pp. 70 y 72).
25 Fusión del hombre y la máquina. Ente compuesto de elementos orgánicos y dispositivos
tecnológicos. El término fue acuñado por Manfred Clynes y Nathan S. Kline y es un acróni-
mo para “cybernetic organism”. El concepto surgió por la necesidad de buscar la adaptación
del ser humano en el espacio (Clark, 2004).
26 Existen dos enfoques del transhumanismo: el cultural o crítico y el tecnocientíco. El
primero critica el ideal humanista -liberal, racionalista y sustancialista- y busca promover
la diversidad y superar dicotomías obsoletas, como el cíborg (Fernández, 2021) que lib-
era identidades rígidas y esencialistas. El segundo: el enfoque tecnocientíco, se centra en
la especulación cientíca, biológica e ingenieril, buscando la integración tecnológica para
convertir al ser humano en un organismo rediseñado y potenciado genéticamente (Diéguez,
2017) y (Fernández, 2021).
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Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
Contundente e irónico, Peter Sloterdijk advierte:
La antropotécnica real requiere que el político sepa entretejer del modo
más efectivo las propiedades de los hombres voluntariamente gobern-
ables que resulten más favorables a los intereses públicos, de manera
que bajo su mando el parque humano alcance la homeostasis óptima.
(Sloterdijk, 2008, p. 81)
La convergencia biotecnológica podría bien corromperse hacia un auto-
disciplinamiento funcional, maquinal y estúpido; una emancipación de
la emancipación, a un tiempo voluntaria y obediente. Lógico, mítico y
algorítmico, el , habría cedido irremisiblemente su voluntad en aras
de lograr lo que por momentos tuvo a su alcance: un sempiterno estado de
homeostasis en algún lugar del cosmos.
Conclusiones
La tecnología es la “base material” u objeto en el que se “sedimenta” y
objetiva el procedimiento técnico. No se trata de cualquier objeto sino de
una modalidad denominada dispositivo (dispositum, que signica disponer,
colocar, organizar), es decir, se trata de un acoplamiento organizado (desde
ciertas epistemologías, sesgos e interpretaciones sociopolíticas, éticas y
económicas) como sistema. La tecnología bajo la modalidad de artefacto
comporta una dinámica performativa, en tanto que su uso implica una
 de aquello que interviene.
Su empleo supone la superación de algún límite humano: sea fuerza bruta,
precisión, alcance visual, rapidez, oído, motricidad, memoria, capacidad
para realizar cálculos matemáticos, análisis textuales, prospecciones,
etcétera. De ahí que se desprenda otra la tecnología opera un
cambio en quien la usa, adquiere una  como reemplazo,
extensión o mejora. Sin embargo, el acelerado desarrollo de sistemas de
inteligencia articial, ingeniería genética, sensores, nanotecnología, entre
otros, plantean un posible desenlace inverso: el ser humano como prótesis
biológica de una tecnología capaz de operar de forma autónoma.
En la  de la   se han recongurado las
coordenadas espaciotemporales, gestando al como subpro-
ducto de una red matricial que superpone ; 
; . El lenguaje de este inédito homún-
culo trocó de relato lineal a hipertexto, fragmentación y a una gramática
iconográca donde prevalece el estímulo sensorial y el cálculo sobre la
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Volumen 1, Número 2, julio - diciembre 2024, pp. 181 - 211
Tecnolatría: el reencantamiento del mundo
función semántica. Aquí, la imagen no es ya mera representación; sino
“superación” de aquello que representa.
Los  de dopamina experimentados constantemente por el cerebro
del , al consultar sus omnipresentes dispositivos móviles,
han trastornado por completo sus ritmos de equilibración homeostática
generando una adicción digital que además de psicosocial, es neuro-
química. A un ujo dopamínico sobreviene uno de cortisol que, aunado a
un breve periodo de abstinencia, desencadena estrés, ansiedad, síndrome
de abstinencia, manía, desorden bipolar, pérdida de energía, incapacidad
de concentración, irritación y síntomas depresivos que pueden ir de mod-
erados a muy graves. A esta dependencia se suma una fascinación que
aquí hemos conceptualizado como 
La  ha tenido un impacto profundo en la modernidad tardía,
recongurando la forma en que el vive, piensa y se relaciona.
Los dispositivos tecnológicos se han convertido en los nuevos 
fetiches que prejan los marcos de sentido y reordenan las prácticas
cotidianas, sociales y políticas. Articulan también estos dispositivos, el
nuevo  que indoctrina y hace acatar los ordenamientos
del algoritmo.
En la urdimbre tecnológica del Siglo XXI, los sujetos experimentan
una nueva paradoja: la masicación de una individuación solipsista.
Hipervigilados y continuamente evaluados, los sujetos –reformulados
como matrices de datos– alimentan (disciplinada y “voluntariamente”)
a complejos sistemas algorítmicos con poder para decidir las prácticas,
representaciones, organizaciones y modos de producción y reproducción
sociales.
La dinámica de lase despliega en un régimen tecnocrático
global transversal a modos de producción y sistemas políticos. A la par
que se generan enormes proyectos de investigación cientíca y produc-
ción tecnológica, prevalecen y recrudecen los monopolios de patentes.
Otros, los más, quedan desplazados, marginados o indexados como in
 o
La superación de lo humano mediante la hibridación tecnológica, la
supresión de la imperfección, el sufrimiento y el carácter trágico de la
vida (el dolor y la muerte), supone una reconversión ontológica, una
reingeniería genética y fenotípica en aras de conseguir un articial y per-
207
Carlos Octavio Núñez Miramontes
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas
manente estado de homeostasis. Tal es el fundamento de un nuevo metar-
relato pseudocientíco autodenominado cuyo epítome
sería un nuevo espécimen: el
El  requiere más que habilidades mecánicas para asegurar su
supervivencia. Ya el mito de  recuerda que l
precisa del pues en misma es insuciente para mediar entre los
seres humanos. El creciente poder de la tecnología obliga a una reexión
ética profunda y urgente, a un ejercicio de racionalidad que quizás llame
a la autolimitación y a redenir lo posible y lo conveniente. Por primera
vez en la crónica evolutiva de la especie humana, un yerro, bien podría
constituir su extinción.
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