AvAnces en InvestIgAcIón AgropecuArIA 137
Juana Ortiz-Timoteo y Odilón Sánchez Sánchez. Aia. 2024. 28: 137-151
iSSN-L 2683 1716
Avances en Investigación Agropecuaria 2024. 28: 137-151
ISSN- L 2683 1716
https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
http://doi.org/10.53897/RevAIA.24.28.23
Percepciones y consecuencias del cambio de uso
del suelo en dos ejidos del sur de Veracruz
Change of Land Use and its Consequences and Perceptions in Two
Ejidos from the Southern of Veracruz
Juana Ortiz-Timoteo* https://orcid.org/0000-0002-3487-1504
Odilón Sánchez Sánchez https://orcid.org/0000-0003-4296-1646
1Universidad Veracruzana, Centro de Investigaciones Tropicales.
José María Morelos 44, Zona Centro, Centro, 91000
Xalapa-Enríquez, Veracruz, México.
*Autor de correspondencia; ortiz_tj79@hotmail.com
Recibido: 09 de mayo de 2024
Aceptado: 09 de junio de 2024
Publicado: 31 de julio de 2024
Resumen
Objetivo. Esta investigación cualitativa de tipo
descriptivo tuvo como objetivos referir el proceso
histórico del cambio de uso del suelo y las prác-
ticas de manejo en los potreros de dos ejidos de
Jesús Carranza, así como documentar las percep-
ciones de los ganaderos sobre estos cambios. Ma-
teriales y métodos. Se emplearon métodos
cualitativos, incluyendo entrevistas semiestructu-
radas y talleres participativos para recopilar da-
tos detallados y contextuales. Resultados. Los
resultados revelan que la migración, las políticas
gubernamentales y los incendios desempeñaron
un papel crucial en la deforestación inicial para
cultivos anuales, seguida por la ganadería exten-
siva como actividad económica predominante.
El 71.5% de los entrevistados reconoce que la
deforestación ocasiona escasez de agua para el
ganado bovino. Conclusión. La narrativa his-
Abstract
Objective. This qualitative descriptive stu-
dy aimed to describe the historical process of
land-use change and management practices in
the pastures of two ejidos in Jesús Carranza,
as well as to document the perceptions of cattle
ranchers regarding these changes. Materials
and methods. Qualitative methods, including
semi-structured interviews and participatory
workshops, were employed to collect detailed
and contextual data. Results. The results re-
veal that migration, government policies, and
fires played a crucial role in the initial defores-
tation for annual crops, followed by extensive
cattle ranching as the predominant economic
activity. 71.5% of the respondents acknowledge
that deforestation has caused water scarcity for
cattle. Conclusion. The historical trajectory
of the ejidos examined coincides with the fact
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Percepciones y consecuencias del cambio de uso del suelo en dos ejidos del sur de Veracruz
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Introducción
El cambio de uso del suelo de selvas tropicales a actividades agropecuarias es una de
las principales problemáticas ambientales, especialmente en el contexto del trópico
cálido húmedo (Rosete-Vergés et al., 2014). Las prácticas agropecuarias conven-
cionales en estas regiones pueden desencadenar alteraciones climáticas y ambientales de
diversa índole, incluyendo la afectación de la fertilidad y estabilidad del suelo, el incremento
en la generación de gases de efecto invernadero, las variaciones en el régimen de lluvias
y el aumento de la temperatura local, entre otros efectos negativos (Torres et al., 2011).
Estas alteraciones tienen graves repercusiones en la producción agrícola, fragmentan el
paisaje y reducen la biodiversidad (Lira-Noriega et al., 2007; Guevara-Hernández et al.,
2011; Valdivieso-Pérez et al., 2012). En la década de 1970 se implementaron programas
federales masivos con el objetivo de aumentar la producción agrícola, pecuaria y forestal en
la región, así como proporcionar alternativas para las poblaciones rurales sin tierra (Fabre,
2011). Como parte de estos esfuerzos, se puso en marcha a nivel nacional el Programa
Nacional de Desmontes (PRONADE), 1972-1983, el cual permitía la asignación de
tierras para su aprovechamiento, considerando aquellas que no eran trabajadas como ocio-
sas. Esta promoción del desmonte por razones políticas era una práctica común en todas
las regiones tropicales de la época (Rudel, 2007). Sin embargo, el PRONADE estuvo
estrechamente relacionado con la sustitución de las selvas por potreros para la ganadería
en el trópico húmedo mexicano, con el objetivo de mejorar la economía campesina, lo cual
no se logró. Una de las amenazas que enfrentaban los campesinos era la posibilidad de
perder sus tierras si no desmontaban (Moreno, 2011). En consecuencia, este programa
sólo favoreció a las grandes compañías y no al sector rural.
A principios del siglo XXI, México aún conservaba alrededor de 4.4 millones de
hectáreas de selvas, pero la deforestación persistía, impulsada principalmente por la
expansión agrícola y ganadera (Sánchez et al., 2009). Para el año 2010, en el estado
de Veracruz quedaban 605 200 hectáreas de selva alta y mediana, lo que representaba
apenas el 8.41% de la superficie original (Ellis y Martínez, 2010). Tras la deforestación
con fines agrícolas, la mayoría de estas tierras se destinaron a la ganadería (Valdivieso-
Pérez et al., 2012). La ganadería intensiva, con sus altos requerimientos de insumos y
tecnología (Palma, 2005), no siempre resulta rentable en las condiciones locales; por
ello la ganadería extensiva se ha convertido en la forma predominante de uso del suelo
en el trópico mexicano, particularmente en zonas con amplias extensiones de terreno.
tórica de los ejidos estudiados coincide con que
las políticas públicas, las prácticas productivas y
las condiciones socioeconómicas influyen en la
deforestación y la degradación ambiental.
Palabras clave
Desmonte, ejidatarios, ganadería extensiva,
potreros, árboles.
that public policies, productive practices, and
socioeconomic circumstances influence defores-
tation and environmental degradation.
Keywords
Desmonte, ejidatarios, livestock, pastures, trees.
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Veracruz, el estado líder en producción de carne de bovino y con el mayor número de
cabezas de ganado en el país (Pérez y Lamothe, 2019), ejemplifica esta tendencia. A
pesar del avance de la ganadería extensiva, los ganaderos aún conservan árboles dispersos
y en cercos vivos en sus potreros (Lira-Noriega et al., 2007), especialmente en áreas de
difícil acceso para el ganado. Sin embargo, la documentación histórica del municipio de
Jesús Carranza es escasa, y los ejidos carecen de información detallada sobre su historia.
Para ello, se plantearon las siguientes preguntas de investigación: ¿cuáles fueron
las causas del cambio de uso del suelo según la perspectiva de los ganaderos? ¿Cuál
es la percepción que tienen los ganaderos sobre los cambios ambientales locales, como
resultado de la conversión de selvas a potreros? ¿Cuál es su actitud hacia los árboles y
la cobertura forestal actual? En este contexto, los objetivos del estudio fueron describir
el proceso histórico del cambio de uso del suelo y las prácticas de manejo en los potreros
de dos ejidos de Jesús Carranza, Veracruz, así como documentar las percepciones de los
ganaderos sobre estos cambios y sobre los árboles presentes en sus tierras.
Materiales y métodos
Área de estudio
El área de estudio comprende dos ejidos rurales ubicados en la porción sureste del estado
de Veracruz, dentro del municipio de Jesús Carranza. Estos ejidos se seleccionaron de-
bido a su actividad predominantemente ganadera y su potencial para promover prácticas
sostenibles de manejo del ganado mediante sistemas silvopastoriles en la región. Los eji-
dos son Veinticuatro de Febrero (Veinticuatro), ubicado en las coordenadas 17°14’31”
latitud N, 94°49’18” longitud O, y a una altitud de 83 m, tiene una población de 582
habitantes y una superficie total de 3 118 hectáreas; y el ejido Ricardo Flores Magón
(Magón), localizado en las coordenadas 17°17’30” latitud N, 94°48’46” longitud O,
y a una altitud de 60 m. Cuenta con una población de 260 habitantes y una superficie
total de 836 hectáreas (INEGI, 2010). Ambos ejidos conservan áreas de selva alta pe-
rennifolia de uso comunal, el clima es cálido y húmedo con precipitaciones concentradas
en el verano. La precipitación varía entre 1 900 y 2 600 mm, superando los 3 000 mm
durante la temporada de lluvias más intensa. La temperatura oscila entre los 24 y 26 °C,
siendo la mínima de 16 °C (INEGI, 2010). La cobertura vegetal predominante en el
área de estudio son los potreros (86.5%), dedicados a la ganadería extensiva de doble
propósito. Las áreas cultivadas son menos frecuentes (3.04%), siendo el maíz (Zea mays)
el principal cultivo; también están presentes áreas de vegetación secundaria, conocidas lo-
calmente como acahuales y remanentes de selva alta perennifolia (8.5%) (INEGI, 2010).
Trabajo de campo
La investigación se llevó a cabo entre los años 2018 y 2020, iniciando con la visita a las
autoridades ejidales de los ejidos Veinticuatro de Febrero y Ricardo Flores Magón para
explicarles el propósito del proyecto y obtener su consentimiento para realizar las activi-
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dades previstas. A partir de una lista sobre los ganaderos de ambos ejidos, se seleccionó
una muestra aleatoria de 20 ganaderos en Veinticuatro y 15 en Magón.
Recolección de datos
La primera fase del estudio consistió en la aplicación de un cuestionario para recopilar
datos generales de los participantes, tales como nombre, edad, escolaridad, ocupación,
grupo étnico, lugar de origen, tiempo viviendo en el ejido y si fueron fundadores del mismo
o si adquirieron sus tierras posteriormente. Además, se aplicaron entrevistas semiestruc-
turadas individuales en las viviendas de cada ganadero, donde se explicó nuevamente el
objetivo del estudio y se les solicitó su colaboración; las entrevistas abordaron la percepción
de los ganaderos sobre el cambio de uso del suelo, incluyendo los motivos del desmonte,
conflictos, causas, consecuencias, problemas y ventajas derivadas del cambio de uso del
suelo, así como los cambios en su calidad de vida. En una segunda fase, se llevó a cabo
un taller de diagnóstico participativo en cada uno de los ejidos con el propósito de iden-
tificar los procesos de cambio de uso del suelo en su territorio, así como la historia oral
de los eventos más importantes que sucedieron. Para ello, se emplearon dos técnicas: la
primera, una línea del tiempo, donde se elaboró una línea en una hoja grande de papel
Kraft y se registraron fechas de sucesos importantes que los ejidatarios identificaron como
relevantes en la zona de estudio; la segunda, un árbol de problemas, técnica utilizada para
solucionar una situación negativa o problema central (Castillo y Aguilar-Støen, 2009)
que permitió describir los principales inconvenientes a los que los ejidatarios se enfren-
taban en los potreros y poder analizar las relaciones de causa y efecto. Los participantes
identificaron los problemas que, a su juicio, consideraban reales, así como las causas y
las consecuencias que enfrentaban en sus potreros.
Resultados
La edad promedio de los participantes fue de 57 años: con 54 años en Veinticuatro y
59 años en Magón. En promedio, los entrevistados habían residido en las comunidades
estudiadas durante 43 años: 41 años en Veinticuatro y 44 años en Magón. El 95% de
los ganaderos entrevistados realizaban actividades complementarias a la ganadería; en
cuanto a la diversidad lingüística, en Veinticuatro el idioma predominante es el español
y uso mínimo del mixe, mientras que en Magón la población se comunica en español y
chinanteco.
Motivos del desmonte según los ganaderos entrevistados
El inicio de los desmontes, según los entrevistados, fue en las décadas de 1970 y 1980,
realizado principalmente para obtener tierras para el cultivo, preponderantemente maíz,
frijol y arroz (67% en Veinticuatro y 58% en Magón). Otros factores fueron la funda-
ción del ejido correspondiente y el establecimiento de la población. Los propietarios de
tierras comenzaron a establecer potreros a partir de 1985, aunque la siembra de pastos
se inició hasta la década de 1990 (figuras 1 y 2).
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Figura 1
Línea del tiempo 1: motivos del desmonte en el ejido de Veinticuatro de Febrero
1962-1968:
Siembra
(66.7%)
1962-1968:
fundación del ejido
(6.7%)
1975-1980:
Ley del Desmonte
y hule(13.3%)
1980-1983:
Venta de madera
(10%)
1983-1985:
Potreros
(3.3%)
Fuente: Elaboración propia.
Figura 2
Línea del tiempo 2: motivos del desmonte en el ejido de Ricardo Flores Magón
1962-1968:
Siembra
(57.9%)
1962-1968:
fundación del ejido
(31.6%)
1975-1980:
Ley del Desmonte
y hule(5.3%)
1980-1983:
Venta de madera
(5.3%)
Fuente: Elaboración propia.
Los informes sobre las especies de árboles talados al inicio del desmonte revelaron
coincidencias parciales entre ambos ejidos. Entre las especies más mencionadas estuvieron
Swietenia macrophylla, Cedrela odorata, Dialium guianense, Calophyllum brasiliense,
Ceiba pentandra, Cordia megalantha y Manilkara zapota, cabe destacar que la mayoría
de estas especies son maderables y los informantes recordaban especialmente aquellas
de maderas preciosas; sin embargo, en los primeros años del desmonte, la mayoría de
los árboles derribados no se aprovecharon y la madera se pudrió debido a la falta de
herramientas y vías de acceso adecuadas para su extracción y comercialización.
En los inicios del desmonte, la tala se realizaba manualmente con hachas, lo que
limitaba obtener tablas y restringía el aprovechamiento de la madera a ramas y leña. La
década de 1980 marcó un punto de inflexión con la llegada de personas contratadas
por el gobierno federal para la tala de árboles con fines específicos. Estos trabajadores,
procedentes de otras regiones, se dedicaron a la extracción de troncos para elaborar
durmientes destinados a la construcción del ferrocarril. Para tal fin, se estableció un
aserradero en Chalchijapan, Veracruz, desde donde se transportaban la madera y los
durmientes hasta Juchitán, Oaxaca. La introducción de motosierras en la misma época
marcó un salto tecnológico que transformó el panorama del aprovechamiento forestal en los
ejidos. Esta nueva herramienta permitió un uso más eficiente de la madera, posibilitando
su empleo en la construcción de casas y corrales. Previamente, las viviendas se erigían con
varas de jonote (Trichospermum mexicanum) y techos de hojas de palmera.
Percepción del cambio ambiental
Los ganaderos de Veinticuatro de Febrero (25.7%) y los de Ricardo Flores Magón
(47.8%), relacionaron directamente el desmonte y el establecimiento de la ganadería con
alteraciones ambientales como el aumento de la temperatura ambiente y la disminución
de la disponibilidad de agua; sin embargo, 25.7% en Veinticuatro y 17.3% en Magón
no percibieron cambios en el clima o los patrones de precipitación. Las percepciones de
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quienes sí han notado cambios ambientales convergen en la observación de una mayor
frecuencia de sequías y lluvias intensas, pero de corta duración, lo que ocasiona inun-
daciones. Otros aspectos mencionados se relacionan con la escasez de agua, la pérdida
de árboles por incendios y la reducción de la disponibilidad de pastos. La falta de agua
para el ganado bovino constituye uno de los principales desafíos o retos expresados por
el 71.5% de los entrevistados, ya que se ven afectados por dicha situación.
Los participantes plantearon algunas soluciones ante la problemática ambiental, las
principales fueron mantener árboles en sus potreros y reforestar (Veinticuatro 57.14% y
Magón 28.57%); acarrear agua a sus parcelas y hacer pozos (Veinticuatro 14.29% y Magón
14.29%); mantener los arroyos y manantiales (Veinticuatro 7.14% y Magón 50%); asimismo,
mencionaron la importancia de que cada ejidatario mantenga sus cercos vivos y repoblar al
menos dos hectáreas de su propiedad, la aplicación de abono orgánico y establecimiento de
sistemas agroforestales.
Problemas identificados en los potreros por los ejidatarios
Los habitantes del ejido Veinticuatro atribuyen la disminución de árboles en los potreros
de la región a diversos factores, como la introducción del zacate insurgente (Brachiaria
brizantha), porque piensan que esa gramínea presenta raíces profundas y pueden llegar
a competir con algunas especies arbóreas, así como al uso de agroquímicos y a las plagas.
Los informantes señalaron que los árboles conocidos localmente como encino roble (Ta -
bebuia chrysantha) y nopo negro (Cordia stellifera) se secan gradualmente, comenzando
por la parte aérea (copa) y terminando con las raíces, lo que puede atribuirse a alguna
plaga; el número de árboles por potrero es variable registrándose un promedio de 35
individuos por hectárea; además, la erosión en algunos potreros en terrenos de lomeríos
que ya no cuentan con árboles es un problema importante por la erosión que provoca al
suelo. Por su parte, en Magón se mencionó que el principal problema es la escasez de
agua. En ambos ejidos mencionaron que, el riesgo de caída de rayos sobre los árboles
aumenta durante la temporada de lluvias abundantes y que en algunos casos también
pueden causar la muerte del ganado.
Historia del uso del suelo en los ejidos Veinticuatro de Febrero y Ricardo Flores
Magón
Esta sección expone la historia del uso del suelo en los ejidos (cuadro 1), a partir de las
fechas más destacadas proporcionadas por los ejidatarios que participaron en el taller, y
han experimentado una serie de cambios significativos en las últimas décadas.
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Cuadro 1
Historia del uso del suelo en los ejidos de estudio
Fechas Veinticuatro de Febrero Ricardo Flores Magón
1960-1969
1966. La llegada de los primeros pobladores tuvo lugar cuan-
do la región todavía se encontraba cubierta de selva, conocida
como La Montaña, algunas personas procedían de Ángel R.
Cabada, Veracruz, y después fueron llegando otros provenien-
tes del estado de Oaxaca.
1968. En un principio, la actividad agrícola se limitaba a la
siembra de arroz, maíz y frijol. El arroz era el único producto
que se vendía en el ejido vecino 16 de Septiembre.
1962. Los primeros habitantes provenían del
estado de Oaxaca. Se dedicaron a la siembra
de milpa y arroz para su consumo y venta en
la comunidad de La Esperanza. Los trueques
eran comunes en aquel entonces, ya que no
existía una economía monetaria establecida
en la región.
1970-1979
1970. Fundación del ejido.
1972. Repartición de parcelas, los cuales fueron grandes
extensiones de terreno.
1974. Construcción del primer camino para vehículos que
conectaba con Uxpanapa, lo que amplió la posibilidad de
comercializar mayor cantidad de productos y compra de ellos.
1977. Se incentivó la plantación de hule mediante la oferta
de créditos, aunque no todos los habitantes aceptaron por-
que les parecía mucha mano de obra e inversión.
1978. Las plantaciones que sí se establecieron fueron devas-
tadas por un incendio.
1975. Se motivó la plantación de hule a través
de créditos por parte del banco Banrural. Los
aspectos fueron similares al ejido Veinticuatro
de Febrero.
1980-1989
1980. Sucedió otro incendio que ocasionó graves daños en la
selva y arrasó casi por completo con las plantaciones de hule
que habían sobrevivido al anterior; a pesar de que algunos
dueños contaban con brechas cortafuegos (guardarrayas),
lo algunos árboles lograron resistir al fuego, así que los pro-
ductores tuvieron que ver la manera de reparar sus plantacio-
nes dañadas.
1980 y 1983. Se estableció un aserradero en la localidad de
Chalchijapan, formado por personas extrañas, que llegaron
para la extracción de madera con un permiso forestal otorgado
por el gobierno nacional (PRONADE); la madera extraída se
usó en la construcción de las vías férreas del Istmo de Tehuan-
tepec, pero los pobladores no recibieron ningún pago por su
contribución y no obtuvieron beneficios.
1985 y 1986. Se promovió la ganadería bovina, se otorgaron
créditos para estimular al cambio de actividad a través del banco
Banrural, que impulsó la adquisición y establecimiento de ga-
nado bovino. Los ejidatarios fueron aceptando por las ventajas
que le vieron al establecimiento de la ganadería extensiva.
1980. Se estableció el programa de la Ley del
Desmonte, lo que llevó a la deforestación de
las áreas circundantes.
1983. Se ofrecieron créditos para la compra
de ganado, lo que aumentó la producción y la
diversidad de especies en el ejido.
1985. Ocurrió un incendio forestal.
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Percepciones y consecuencias del cambio de uso del suelo en dos ejidos del sur de Veracruz
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Issn-L 2683 1716
1990-1999
1990. Se relató la presencia de incendios que probablemen-
te eran causados por personas de los ejidos vecinos que aún
practicaban el sistema de roza, tumba y quema, y que no
tenían el debido cuidado, aunque no se tiene con certeza
si lo hacían intencionalmente. Fueron incendios de gran in-
tensidad y de difícil control que los pobladores trataron de
combatir manualmente con pequeños recipientes, pero aun
así causaron grandes daños a los remanentes de selvas y a
los potreros; los habitantes temían que el fuego llegara a las
viviendas, pero lograron controlarlo a tiempo.
1996. Se inició la tala de los acahuales. Las asociaciones
ganaderas, el ayuntamiento y las veterinarias comenzaron a
comercializar el pasto insurgente (Brachiaria brizantha), con
la intención de mejorar la alimentación del ganado.
1999. Se retomó la promoción del cultivo del hule y se es-
tableció un vivero para la producción de las plántulas con el
objetivo de evitar la migración de los habitantes hacia Esta-
dos Unidos; sin embargo, algunos ejidatarios no aceptaron
el proyecto debido al alto costo de inversión y a la necesidad
de mucha mano de obra. Los ejidatarios mencionaron que
el mantenimiento de las plantaciones de hule sigue siendo
costoso, debido al precio del alambre para las bardas y las
plántulas. Algunos decidieron continuar con la plantación
de hule y, actualmente, poseen alrededor de una hectárea,
pero señalaron que los precios de la venta del hule varían
considerablemente de un año a otro y algunas veces están
muy bajos.
1992. Una inundación afectó seriamente la
producción de los ejidatarios.
1995. La población construyó sus primeros
caminos de terracería, lo que les permitió
transportar sus productos más fácilmente.
2000-2009
2000. Se transformaron las áreas de acahuales en potreros y
se prohibió la quema de los mismos para evitar los incendios
a gran escala.
2005. Otros proyectos estatales incluyeron la plantación de
melina (Gmelina arborea).
2007. La conservación de la Medialuna, un fragmento de
350 hectáreas de selva en un área de uso común. Se pro-
hibió la extracción de madera, de plantas y la cacería. El
proyecto se consolidó y abarcó un total de 3 000 hectáreas
en la región, compuestas por las áreas comunales de varios
ejidos. La zona que se consolidó como el fragmento de la
Medialuna recibió pagos por servicios ambientales (PSA)
por parte de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR),
incluyendo a los ganaderos de las comunidades de estudio,
quienes están promocionando el ecoturismo. Se repoblaron
seis hectáreas de un potrero abandonado para incorporar-
lo al programa de la CONAFOR; para este propósito, se
contó con un vivero para producir 200 plantas de Swiete-
nia macrophylla, Cedrela odorata, Brosimum alicastrum,
Enterolobium cyclocarpum, Ceiba pentandra, Artocarpus
heterophyllus e Inga paterno. Los ejidatarios enfatizaron la
importancia de preservar el uso común del fragmento de
selva en su comunidad y resaltaron la necesidad de recibir
apoyo para las actividades de conservación. Sugirieron repo-
blar una hectárea por cada ejidatario, lo que resultaría en la
siembra de 100 hectáreas de árboles en la localidad.
2005. Desaparecieron los créditos destinados
al sector agropecuario y se registraron casos
de abigeato.
2007. El ejido se unió a otros ejidos para
proteger el fragmento de vegetación natu-
ral conocido como la Medialuna, y recibió
pagos por servicios ambientales asociados a
programas de conservación, de ProÁrbol,
CONAFOR, lo que ha permitido a los eji-
datarios replantear su forma de vida y encon-
trar nuevas formas de subsistencia y conserva-
ción de los recursos naturales.
Fechas Veinticuatro de Febrero Ricardo Flores Magón
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2010-2019
La situación que se vivió fue similar al ejido Ricardo Flores
Magón.
Durante el periodo comprendido entre los
años 2010 y 2014, el precio del ganado se
mantuvo muy bajo, lo que afectó la rentabili-
dad de la ganadería y dificultó su desarrollo.
Esto llevó a los ejidatarios a buscar fuentes
alternativas de ingresos, como la cría de cer-
dos o la migración. En 2015, los ejidatarios
se dieron cuenta de la necesidad de aplicar
fertilizante para sembrar maíz, ya que ante-
riormente la fertilidad natural del suelo y la
siembra de leguminosas había sido suficiente
para sostener el cultivo. En la actualidad, los
ejidatarios esperan mayor apoyo al campo que
beneficie a las comunidades.
Discusión
La mayoría de los migrantes que llegaron de otros lugares a los ejidos Veinticuatro de
Febrero y Ricardo Flores Magón fue en busca de tierras para vivir y, por tanto, el princi-
pal motivo que impulsó a los pobladores a desmontar, debido a la necesidad de cultivar,
principalmente maíz, frijol y arroz. Lo que coincide con los casos de Uxpanapa (Fabre,
2011; Anda et al., 2017) y la sierra de Santa Marta (Durán y Lazos, 2004). Otros
factores que llevaron al desmonte fueron la fundación de ejidos, así la colonización de
las selvas tropicales en México siguió patrones similares en diferentes regiones, como se
obseren Quintana Roo y Campeche (1970), donde también llegaron nuevos pobla-
dores en busca de tierras para vivir (Cortina et al., 1999). En contraste, en Uxpanapa,
los chinantecos provenientes de Oaxaca fueron reubicados de manera obligatoria debido
a la construcción de una presa (Fabre, 2011). Además, los programas gubernamenta-
les también contribuyeron significativamente al desmonte en la región. Este proceso de
deforestación acelerada se observó en todo el trópico mexicano durante el período de
implementación del PRONADE (1972-1983), como se documentó en estudios sobre
Uxpanapa, Veracruz (Fabre, 2011), la sierra de Santa Marta en Veracruz (Durán y
Lazos, 2004), Tabasco (Isaac-Márquez et al., 2005; 2008) y Jalisco (Castillo et al.,
2005), lo que llevó a la tala de árboles para la construcción de viviendas, además de las
necesidades agrícolas de subsistencia, el Programa Nacional de Desmontes (PRONA-
DE) —conocido localmente como Ley del Desmonte— y la promoción del cultivo del
hule (Hevea brasiliensis) también contribuyeron significativamente a ello en la región.
En consecuencia, los patrones de cambio de uso del suelo en los ejidos estudiados
presentaron similitudes con los ejidos vecinos, reflejando la influencia generalizada del
PRONADE y la promoción del hule en la región. El cambio de uso del suelo fue causado
por el establecimiento de ejidos, la agricultura, la ganadería y por las reformas agrarias
para todo México (Céspedes-Flores y Moreno-Sánchez, 2010), de estas actividades la
ganadería extensiva ocasionó la disminución de 55% de las selvas del país entre 1976 y
2000 (Rosete-Vergés et al., 2014); en la década de los setenta fue donde más deforestación
hubo, con un valor de cerca de 75 mil a dos millones de hectáreas por año (Céspedes-Flores
Fechas Veinticuatro de Febrero Ricardo Flores Magón
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y Moreno-Sánchez, 2010). Asimismo, la tala sin un aprovechamiento integral de la
madera o con un aprovechamiento parcial por personas ajenas a la comunidad era una
práctica común en zonas rurales remotas de México. La falta de acceso a herramientas
especializadas y la escasa infraestructura limitaban las posibilidades de transformación
y comercialización de la madera, como se reportó en otros estudios en Jalisco (Burgos y
Maass, 2004; Castillo et al., 2005), Quintana Roo y Campeche (Cortina et al., 1999).
Percepción del cambio ambiental
Las percepciones ambientales en los ejidos se relacionaron directamente con el desmonte
y con el establecimiento de la ganadería, lo que ha provocado un incremento de la tem-
peratura ambiente y la escasez de agua, así también señalan una relación directa entre la
pérdida de árboles y la disminución de la humedad del suelo, lo que, a su vez, contribu-
ye al aumento de la sensación de calor en áreas con menor cobertura forestal (Aguilar et
al., 2019). En el país, las principales causas de la deforestación han sido la tala excesiva
para la extracción de madera, la expansión de la agricultura (especialmente monocultivos)
y de la ganadería, así como fenómenos como incendios, inundaciones y deslizamientos
de tierra (Guevara et al., s.f.). La deforestación ha generado una serie de consecuencias
negativas para el medio ambiente, incluyendo la escasez de agua, sequías más prolonga-
das, períodos de lluvias más cortos, temperaturas más elevadas, erosión del suelo e inun-
daciones ocasionales (Ávila y Rebollo, 2012). Estas repercusiones se han documenta-
do en diversas regiones, como en Tancoco, Veracruz, donde se han observado cambios
climáticos imprevistos, como lluvias torrenciales en un año, seguidas de sequías severas
en el siguiente (Arenas, 2009). Los ejidatarios de Veinticuatro y Magón manifestaron
preocupación sobre los cambios ambientales presentados en la región, cuya percepción
coincide con los resultados de estudios realizados en otras regiones de México, como la
región totonaca en Veracruz (Vergara-Tenorio y Cervantes-Vázquez, 2009), en Chiapas
(Guevara-Hernández et al., 2009), en Sinaloa (Ahumada-Cervantes y García-López,
2018) y en otros países como Nicaragua (Chuncho et al., 2013) y Colombia (Pinilla-
Herrera et al., 2012). Uno de los retos principales es la escasez de agua para el ganado
bovino, situación también documentada en Chile (Infante e Infante, 2013), algo notorio
por la importancia que les genera la ganadería en las distintas regiones donde se practica.
Problemas identificados en los potreros por los ejidatarios
De acuerdo a los entrevistados, dos de las principales causas detectadas que ha llevado
a la reducción de los árboles en la región han sido su incompatibilidad con el zacate in-
surgente y el uso de agroquímicos; de manera similar a lo reportado en Chiapas, don-
de la degradación de los suelos en los potreros se le atribuyó al uso de agroquímicos, lo
que también podría estar sucediendo con los suelos de los potreros del área de estudio
(Guevara-Hernández et al., 2009). La pérdida de nutrientes del suelo por agroquími-
cos y la compactación del sobrepastoreo ha sido reportada en la cuenca del río Valles de
la huasteca potosina, México (Ferney et al., 2019); lo que demuestra que la pérdida de
vegetación se debe al manejo inadecuado, lo que lleva a la degradación y al deterioro del
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suelo (Rosete-Vergés et al., 2014). Sin embargo, no existen estudios sobre los reportes
de los ejidatarios a cerca de la influencia negativa del pasto forrajero sobre los árboles,
aunque el efecto del sobrepastoreo, la carga animal y el manejo del pastoreo provocaron
la erosión y degradación de los terrenos, la pérdida de pasto, de fertilidad y humedad.
Historia del uso del suelo en los ejidos Veinticuatro de Febrero y Ricardo Flores
Magón
La narrativa histórica de los ejidos estudiados coincide con patrones observados en otras
regiones tropicales del país con la llegada de nuevos habitantes a nuevas regiones, donde
la actividad principal fue la agricultura a pequeña escala. Los programas de colonización
y reacomodo de personas se dieron en varios lugares, como por ejemplo en los setenta
se hizo el reacomodo de la población afectada por la presa Cerro de Oro del estado de
Oaxaca, reubicada en la región de Uxpanapa, Veracruz, que fue desmontada por di-
cha situación (González, 1980). De acuerdo a la historia oral descrita en los ejidos de
estudio, se constató que la Reforma Agraria en México [tierras ejidales] (1917-1987)
fue similar en varios lugares (Aguilar et al., 2019). Asimismo, se describió el proceso
de la ganadería, actividad que fue impulsada en las zonas tropicales del país, así como
las políticas de colonización y de reparto agrario, como lo sucedido en la sierra de Santa
Marta, Veracruz, que inició en 1980 (Flores, 2016). Durante el sexenio presidencial
de Luis Echeverría (1970-1976) se llevaron a cabo la formación de los ejidos colectivos
(González, 1980) y la promoción de las plantaciones de hule, que tuvo una influencia
significativa ahí y en otras partes de México, tal como se evidencia en estudios realiza-
dos en Uxpanapa (Hernández et al., 2013) y en la sierra de Santa Marta, Veracruz
(Duran y Lazos, 2004). En la actualidad, existen grandes plantaciones de hule en el
Uxpanapa, mientras que en la región de Santa Marta se remplazó por el cultivo de café
robusta y palma camedor.
Las políticas públicas del país, programas gubernamentales y las reformas agrarias
promovidas en diferentes épocas fueron las que motivaron las actividades agropecuarias y
de cambio de uso de suelo, desmontes y tala ilegal de madera. Un ejemplo de lo anterior
fue el efecto causado por el PRONADE (1972-1982) y los créditos otorgados para
promocionar la ganadería, que se definían más bien como una falta de organización de
las políticas gubernamentales y lo único que trajo consigo fue la pérdida de las selvas
(Guardado, 2013), motivo por el cual muchas de las tierras se mantienen improductivas,
donde sólo se favorecieron las grandes compañías que hicieron el desmonte (González,
1980). El PRONADE tuvo el propósito de desmontar las tierras ociosas (que se referían
a las selvas altas y medianas perennifolias) para sustituirlas por cultivos y ganado, y
se interpuso en varios estados tropicales como Jalisco, Veracruz, Campeche, Yucatán,
Quintana Roo, Sinaloa, Nayarit, Oaxaca, San Luis Potosí, Tamaulipas y Chiapas
(Martínez-Meyer et al., 2014) y ha sido el mayor causante de la deforestación.
En Los Tuxtlas, Veracruz, se registraron aspectos similares como en la zona de estudio,
ya que la vegetación entre 1960 y 1980 se redujo debido a la colonización y el desmonte
con fines agrícolas y ganaderos; actualmente la ganadería también es la principal actividad
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económica (venta de leche y quesos) (Flores, 2016; Ramos, 2023) y se caracteriza por
ser extensiva; es decir, ocupa grandes extensiones de tierra, con ganado de doble propósito
(leche y carne), alta dependencia de pasto cuya calidad y disponibilidad están marcadas
por las temporadas de secas y lluvias (García et al., 2005; Lazos-Ruíz et al., 2016). En
el municipio de Jesús Carranza, así como en diferentes partes del trópico mexicano, la
ganadería bovina fue el acontecimiento más notable que contribuyó de manera drástica al
cambio del uso del suelo, para convertirse en potreros de ganadería extensiva, promovidos
especialmente por los apoyos gubernamentales (créditos) para la compra de ganado y
pastos mejorados (Duran y Lazos, 2004; Isaac-Márquez et al., 2005; García et al., 2005;
Hernández et al., 2013). Hernández (2017) mencionó que la ganadería para Tenantitla,
Puebla, es importante, como un sistema de ahorro que los productores pueden disponer
en momentos de necesidad, similar a lo que los ganaderos entrevistados mencionaron:
“Puedo vender una cabeza de ganado cuando necesito dinero de manera urgente”.
Un aspecto importante a mencionar es que los ejidos de estudio se inscribieron dentro
del programa gubernamental de pagos por servicios ambientales, para la conservación
del uso comunal, un fragmento de selva alta perennifolia; desde entonces, ya no se han
reportado incendios y ha disminuido la expansión ganadera sobre los parches de vegetación,
y en los potreros se mantienen más árboles. A partir del año 2000, en otras partes de
México también se trató de recuperar la vegetación nativa (García et al., 2005). En el país,
durante 1976 y 1977 se registraron de 4 000 a 6 000 incendios que afectaron millones
de hectáreas, provocados por la práctica de quemar el pasto para obtener una mejor
producción con el retoño (González, 1980), pero que dejaron la perdida de vegetación
nativa en la región de estudio y en otras zonas de México; sin embargo, para la región
de estudio no se reportaron incendios entre los años 2017 a 2023.
En los ejidos de estudio se promovió la introducción del pasto insurgente como una
forma de mejorar la producción. Para Veracruz, Chiapas y Yucatán (1970) se hizo un
registro de un total de 6.7 millones de hectáreas de pastos naturales y cultivados (Flores,
2016), donde se puede analizar el gran impacto que ya estaba teniendo el cambio de uso del
suelo en ese entonces. Así, el cambio de uso del suelo se produce por considerables eventos
como los desmontes (agricultura y ganadería), los incendios provocados intencionalmente,
la tala inmoderada y los asentamientos humanos, tal como se reportó para la sierra
Tarahumara y la selva lacandona (González, 1980).
Conclusiones
Inicialmente, la colonización y la subsistencia agrícola impulsaron la deforestación, la
promoción del hule y la influencia de políticas públicas como el PRONADE, también
contribuyeron con la deforestación acelerada en la región.
Los ejidatarios relacionan directamente el desmonte y la posterior expansión de
la ganadería extensiva, que ocupa grandes extensiones de tierra y depende de pastos
mejorados con alteraciones ambientales, como el aumento de la temperatura, la escasez de
agua, sequías, inundaciones y erosión del suelo; sin embargo, también enfrentan desafíos
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para mantener árboles dentro de los potreros debido a factores como el uso de pastos
introducidos, los agroquímicos y las plagas.
La percepción de los ejidatarios sobre estos cambios es un elemento clave para
comprender las dinámicas socioambientales de la región.
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